Impulsado por el crecimiento acelerado que tiene Estados Unidos, similar a las economías asiáticas, México tiene la oportunidad para subirse al tren de su ascenso económico, sin embargo, las reformas estructurales que ha aprobado y la inminente reforma fiscal que presentará el gobierno federal, además de la inflación, enciende señales de alerta para los inversionistas, aseguraron representantes de la American Chambers of Commerce of México (AmCham).
Por ello, los empresarios norteamericanos, aseguraron que el gobierno mexicano requiere transmitir confianza a los inversionistas para establecerse en el país, ya que a partir de las reformas impulsadas por el presidente estadounidense, Joe Biden, el 80% de los empresarios esperan un impacto positivo en las perspectivas de crecimiento de sus negocios.
Resultado de una encuesta a inversionistas que realizó la AmCham y la consultoría PWC de sus socios) sobre ¿cómo se ha transformado los negocios en México?, a 100 días del gobierno de Joe Biden, 97% respondió que existe un gran optimismo por la recuperación de la economía de EU; mientras que un 44% de pesimismo por la economía de México, así como por la percepción de una falta de coordinación entre ambos gobiernos.
Además, casi 6 de cada 10 empresas que operan en México y Estados Unidos consideran a las reformas estructurales impulsadas por el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador como un riesgo para las propias firmas.
Mauricio Hurtado, socio director de PWC, mencionó que “la gente está muy preocupada, la comunidad de negocios en general, sobre la reformas estructurales” por lo que hay que estar muy pendientes en la manera en que podemos como sociedad y comunidad de negocios, influir positivamente a que se logren los objetivos de crecimiento de todo el país, de toda la economía y de toda la gente porque final del día eso significa crecimiento para las personas y población en general.
En esa línea, las empresas creen que la función fiscal de las organizaciones tendrá un rol más relevante para gestionar posibles riesgos de un cambio tributario, pues el presidente estadunidense Joe Biden busca aumentar la tasa impositiva corporativa a 28 por ciento, imponer un impuesto de 15 por ciento a los ingresos contables de las empresas y duplicar el impuesto mínimo actual sobre las ganancias obtenidas por las filiales extranjeras de empresas estadounidenses, pasando del 10.5 al 21 por ciento.
Mientras que en México, una vez que pasaron las elecciones, está anunciada la presentación de una nueva reforma fiscal al Congreso de la Unión.
Ante los posibles cambios en Estados Unidos, una tercera parte de las empresas no ha tomado medidas, mientras que 15 por ciento participa activamente en la planificación fiscal para aumentar el valor de su empresa y gestionar el riesgo.
Por su parte, Ana López Mestre, vicepresidente ejecutiva y directora general de la American Chamber, dijo que “estamos en un momento de recuperarnos y crecer, pero sobre todo, aprovechar el rol que tienen las empresas como agentes de cambio para sentar las bases de una economía sostenible, resiliente e inclusiva”.
Indicó que en la etapa post.covid, existe “un apetito mayor de lograr sinergias con Estados Unidos”, y eficientar las cadenas de suministro para adaptarse a las nuevas necesidades y para mejorar la productividad laboral, reducir costos generales y administrativos y mejorar la resiliencia.
Asimismo, indicó que para alcanzar competitividad e integración de América del Norte se debe pensar en el uso de energías eficientes ya que para que cualquier economía crezca, debe tener acceso seguro y competitivo a fuentes energéticas.
“Lo que debiéramos estar pensando es justo en energías que sean más eficientes menos cosas para la industria y para los consumidores y con un mucho menor impacto ambiental”, dijo.
En lo que coincidió Hurtado, al indicar que un posible aumento en la energía llegaría hasta otros sectores como los que producen bienes para exportación.