El bailarín, coreógrafo y maestro Luis Fandiño es “uno de los más grandes intérpretes que ha tenido México desde los años 50”, planteó la investigadora Margarita Tortajada durante la presentación de su libro “Luis Fandiño Danza generosa y perfecta”, como parte de la XXII Muestra Internacional de Danza Cuerpos en Tránsito, que organiza el Centro Cultural Tijuana, institución de la Secretaría de Cultura.
La trayectoria y figura del maestro Fandiño, ganador del Premio Nacional de Danza José Limón, máximo reconocimiento del arte dancístico en el país, es “de gran importancia en la historia de la danza escénica mexicana”, subrayó la autora, al señalar que “ha sabido bailar con gozo, crear su danza siguiendo sus principios de generosidad y búsqueda de perfección, y transmitir su sabiduría y presencia amorosa”.
El maestro Fandiño, presente en la sesión en que fue comentado el libro sobre su vida en los escenarios, agradeció las palabras de la investigadora, y con voz calma señaló: “Encontré que la danza es una actividad que pueden desarrollar tanto hombres como mujeres, me tocó expresarme como hombre, siendo para mí una experiencia especial, aunque nunca pensé que pudiera tener una incidencia en la danza que le interesara al gran público”.
De su papel como intérprete, el experimentado coreógrafo comentó: “Siempre tuve admiración por el cuerpo, como instrumento perfecto que nos permite transmitir infinidad de expresiones, y al ver intérpretes dentro de la danza expresarse tan maravillosamente, me decidí a hacerlo sin pensar en las consecuencias”.
En ese punto intervino Margarita Tortajada para coincidir en que “la danza es un espacio humano para expresarse, para transformar, para reflexionar sobre la vida”, independientemente de que lo exprese una mujer o un hombre.
Respecto a su libro “Luis Fandiño. Danza generosa y perfecta”, la autora explicó que “surge de su interés por la historia de la danza en México, pero también por la visión de género”, porque aún hoy, aunque en menor medida, se considera a la danza escénica como un espacio femenino, cuando no hay razón alguna para que así sea y el caso del maestro Fandiño lo demuestra palmariamente.
Académica del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de la Danza “José Limón”, a Tortajada se le considera pionera en estudios de género en el campo de la danza y reúne, por lo demás, la doble cualidad de haber sido bailarina de danza contemporánea en varios grupos universitarios y profesionales, y haberse consagrado a la investigación y documentación de esta disciplina, campo en el que ha publicado varios textos sobre teoría de la danza y análisis histórico de este arte en México.
Refirió que Luis Fandiño, nacido en 1931, ingresó a la Academia de la Danza Mexicana en 1947 y si bien sus inicios coinciden con la etapa nacionalista, más tarde hizo la transición hacia otra forma de danza, alternativa a la corriente hegemónica en México y que apuntara más a lo universal; creó entonces la compañía El Nuevo Teatro de Danza en 1953, con Xavier Francis como director.
“No me sentía capaz de abordar sólo temas nacionalistas, como la Revolución”, aclaró el maestro Fandiño, al referir que siendo un individuo que nació en otra época, y al mismo tiempo que surgían nuevas expresiones técnicas en todo el mundo, “en esa etapa de mi vida, yo quería expresarme como coreógrafo con temas de carácter universal”.
Desde luego que eso causó desencuentros con quienes se adherían a la corriente nacionalista que era la línea oficial y sólo “la honestidad en lo que hacíamos fue lo que nos sostuvo, de modo que marginados no lo fuimos tanto y de hecho la crítica nos consideró en su momento de vanguardia”.
Acerca de la relación profesional del maestro Fandiño con Guillermina Bravo, una de las máximas figuras de la danza moderna en México, Tortajada recordó “que lo consideraba un gran intérprete y tanto ella como el Ballet Nacional le tenían gran respeto, al grado que le invitaron a trabajar como bailarín”, primero huésped y luego titular.
Al rememorar la estrecha relación que mantuvo con Guillermina Bravo, Fandiño reconoció que gracias a ella se desarrolló plenamente como ejecutante, “pude participar en muchas opciones con varios coreógrafos que tenían su propia visión de la danza, lo que me nutrió de muchos conocimientos y experiencias que a la larga me permitieron tener una visión más amplia de cómo expresarme”.
De su forma de trascender en el ámbito escénico a pesar de las adversidades, el maestro Fandiño adujo que “insistir en trabajar a pesar de todo, fue lo que me hizo subsistir y encontrar todos los medios para poder seguir sin apartarse del compromiso de ser independiente”.
Tras su paso por los escenarios, Fandiño dio rumbo a una carrera como docente, director y coordinador de compañías de danza, entre ellas, el Ballet Contemporáneo de Xalapa, faceta de la cual dijo: “Empecé a dar clases siendo un inexperto y ahora pienso que cometí muchos errores, pero esa insistencia me permitió desarrollar lo que más tarde se consolidó en Alternativa Ballet Contemporáneo que fue la cúspide de esa experiencia”.
A manera de despedida, el protagonista de las páginas de “Luis Fandiño. Danza generosa y perfecta” señaló: “Tuve la suerte de que mucha gente creyó en mí y esto tuvo resultados positivos, porque muchos a quienes ayudé a formar como maestro son o fueron grandes bailarines y me congratulo de haber podido participar en su desarrollo, aunque nunca he pensado que yo hago bailarines, los bailarines se hacen ellos”.
El libro apareció en el año 2000 y ahora ha sido reeditado en formato digital que permitió incorporar casi un centenar de fotografías y enlaces a una serie de videos que muestran algunas de las clases del maestro Fandiño en la Escuela Nacional de Danza.
La presentación del libro puede verse en https://www.youtube.com/watch?
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