Los antropólogos mexicanos enfrentan hoy un desafío de dimensiones enormes, dado el número de personas desaparecidas, 86 mil 663 registradas entre 1994 y 2021, mientras que en los últimos 15 años más de 4 mil fosas clandestinas han sido descubiertas en el país.
Tales cifras no hacen sino pincelar la crisis forense a que ha dado origen el problema de los desaparecidos, una realidad que golpea a millares de familias mexicanas, advirtió la investigadora Roxana Enríquez Farías, quien disertó sobre el tema “Desaparición y crisis forense, los nuevos retos de la Antropología en México”, dentro del ciclo de conferencias Iraís Piñón del Centro Cultural Tijuana, institución de la Secretaría de Cultura.
Tras señalar que “la estrategia de desaparición forzada fue una de las herramientas del Estado mexicano para combatir a grupos contestatarios desde los años 60, en la actualidad el poder del crimen organizado ha hecho que cobre mayor fuerza”, la maestra en Antropología precisó que “aunque son diferentes motivaciones, y el contexto social y político es distinto, la consecuencia es la misma: una elevada cantidad de familiares que buscan a sus seres queridos”.
De acuerdo con Enríquez Farías, el contexto de violencia se acrecentó en México en los últimos sexenios con delitos como secuestro, homicidio y feminicidio, trata de personas y desaparición forzada, lo que ha dejado numerosas víctimas, muchas de las cuales no han podido ser identificadas. “Se tienen reportes de al menos 212 mil 193 personas desaparecidas de 1964 a la actualidad, de las cuales únicamente se ha localizado el 59%”, aseguró.
A ello hay que agregar que en los últimos 12 años el número de fosas clandestinas alcanzó las 4 mil 092 y va en aumento, resultado del poder acumulado por el crimen organizado y cuyo correlato es el asesinato y la desaparición de personas, alertó la directora del Equipo Mexicano de Antropología Forense.
En este contexto se “hace patente la necesidad de sumar disciplinas científicas que aporten soluciones a la crisis forense, y se apoye la investigación e identificación de los restos encontrados”, afirmó la investigadora al señalar que ya se ha conformado la red de enlaces nacionales de la Brigada Nacional de Búsqueda en estados como Veracruz, Coahuila, Sinaloa, Guerrero, Tamaulipas y Sonora; “también en Tijuana, con un colectivo importante”, recordó la antropóloga.
“El panorama de las fosas clandestinas en el país es preocupante”, insistió, “porque representa el grado de impunidad con el que opera el crimen organizado y la facilidad con que se puede desaparecer a una persona”.
La experta en temas de búsqueda, localización e identificación de restos humanos sostuvo que en ese contexto “se requieren especialistas en materia de identificación, criminólogos de campo, arqueólogos que ‘lean’ el contexto en que se localizan indicios de alguna persona, médicos que hagan análisis de laboratorio, radiólogos, odontólogos y, desde luego, antropólogos físicos, al igual que especialistas en genética para poder establecer la identidad de las personas”.
Por el número de restos que permanecen sin identificar, “los servicios forenses están saturados y al no tener suficiente espacio de almacenamiento, ni condiciones adecuadas, los cuerpos encontrados son enviados a fosas comunes sin un registro adecuado ni control de fechas”, lo que acrecienta la incertidumbre sobre el destino de las personas que han desaparecido en México, alertó la Dra. Enríquez.
No obstante, consideró un avance la promulgación de la Ley General en Materia de Desaparición Forzada de Personas y Desaparición Cometida por Particulares, así como la creación del Sistema Nacional de Búsqueda de Personas y la emisión del Protocolo Homologado para la Búsqueda de Personas Desaparecidas o No Localizadas de 2020.
Se trata, dijo la conferencista, de “herramientas institucionales que incentivan la participación de la sociedad, ya que especialmente los colectivos de búsqueda participaron en la redacción de esa ley que permite que exista una constante vigilancia, participación y empuje de la sociedad para que las cosas funcionen”.
La fundadora del Equipo Mexicano de Antropología Forense advirtió que “este es un momento en el que la ciencia forense y diversas disciplinas debemos empezar a mirar este problema para analizarlo, comprenderlo y descubrir qué podemos aportar, plantear estrategias adecuadas y metodologías que permitan la interacción entre instituciones y la sociedad, y hacerlo de manera ágil”.
Al mismo tiempo, “los colectivos de familiares de personas desaparecidas que hacen la búsqueda por su cuenta requieren de un conocimiento experto para poder desarrollarla de manera adecuada, así como la investigación e identificación” de los restos que se vayan encontrando y para ello debemos “ir creando mecanismos y modelos de participación ciudadana entre víctimas y expertos”.
Más allá de los aportes científicos para enfrentar el problema, la Dra. Enríquez enfatizó: “los desaparecidos nos faltan a todos porque son definitivamente parte de nuestra historia; no están sus cuerpos, pero su memoria sí y la conocemos a través de los familiares que los buscan, de modo que es importante no perder de vista que las personas desaparecidas no son solamente cifras, sino parte de la vida de una familia, de la sociedad, de nuestra memoria e historia y, por tanto, son también nuestra responsabilidad”.
La charla ofrecida por la Dra. Enríquez puede consultarse en el sitio: https://www.youtube.com/watch?
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