La generación de los millennials (nacida entre 1983 y 1994) básicamente tiene fama de ser hedonista y mostrar poco interés por tener un empleo “seguro”, comprar un auto y una casa. Sin embargo, la realidad es que los empleos seguros dejaron de existir hace mucho tiempo y aún cuando una persona de entre 27 y 38 años de edad aspira a la certeza, o simplemente prefiriera pasar la vida viajando como se presupone, hay varios factores que la alejan de esas metas, entre ellas el impacto del covid-19.
La encuesta global de millennials de Deloitte 2020 ofrece un interesante panorama de las preocupaciones e intereses de miles de jóvenes alrededor del mundo, aunque conviene acotar algunos aspectos antes de tratar de sacar conclusiones.
La encuesta original se levantó a fines de noviembre de 2019 y finalizó la primera semana de 2020 por lo que el análisis y la redacción del informe tuvieron lugar mientras la crisis sanitaria y económica se extendía en el planeta. Entonces se optó por hacer una encuesta posterior, la encuesta “pulso”, con la mitad de los países encuestados: 13 en lugar de los 43 iniciales en el caso de millennials, a saber, Italia, España, China, Francia, Australia, Brasil, Japón, Canadá, EEUU, Reino Unido, India, Alemania y Corea del Sur; y 20 para la generación Z (nacidos entre 1995 y 2003).
Al final, el informe reflejó las opiniones de jóvenes millennials y de la Generación Z en los meses prepandemia y durante los primeros de la crisis. No obstante, hay ciertos aspectos que además de ser reveladores, nos llevan a reflexionar sobre los prejuicios respecto a la juventud, la forma en que reaccionaron ante la emergencia sanitaria, su empatía con los grupos más vulnerables y su preocupación por temas trascendentales, como el impacto que tendrá la pandemia en su bienestar familiar, financiero y laboral. Todas ellas preocupaciones legítimas y compartidas hasta el día de hoy con el resto de la sociedad.
Casi el 30% de Generación Z y una cuarta parte de los millennials más jóvenes (entre 25-30 años) que contestaron la encuesta de pulso de Deloitte a fines de abril e inicios de mayo de 2020 declararon haber perdido sus trabajos o haber tomado licencia no renumerada de modo involuntario. A principios de mayo, aproximadamente uno de cada cinco millennials a nivel global había perdido su trabajo. Solo 38% de la generación Z respondió en la encuesta de pulso que la pandemia no había afectado su situación laboral o sus ingresos
Por otra parte, cerca de la mitad (48%) de la generación Z y 44% de los millennials consultados en la encuesta original dijeron estar estresados todo el tiempo o la mayor parte del mismo. No obstante, en la encuesta de pulso, los niveles de ansiedad cayeron ocho puntos para ambas generaciones, lo que indicó un indicio de esperanza sobre la disrupción causada por la pandemia.
Los datos de la encuesta revelaron que la pandemia causó un mayor sentido de responsabilidad individual en la juventud, pues casi tres cuartos de los encuestados dijeron que la pandemia había provocado que simpatizaran más con las necesidades de los demás y desarrollaran la intención de tomar acciones para generar un impacto positivo en sus comunidades.
Ambas generaciones dijeron que harían un esfuerzo especial para apoyar más activamente a ciertos negocios después de la pandemia, especialmente a los vendedores locales.
Estrés y ansiedades personales
Otro dato destacado de la encuesta dista de lo que normalmente se asocia con el arquetipo de un millennial: muchos son económicamente prudentes.
El informe indicó que, si bien las finanzas a largo plazo son una de las principales causas de estrés, más de la mitad de los millennials y casi la mitad de la generación Z encuestada estaba ahorrando dinero y podía hacer frente en caso de que se presentara un gasto importante imprevisto.
En los meses de la encuesta prepandemia, casi la mitad de la generación Z y más de cuatro de cada 10 millennials encuestados manifestaron sentirse estresados toda o la mayor parte del tiempo. El nivel de estrés en mujeres en comparación con los hombres fue siete puntos porcentuales más altos entre los millennials (47% a 40%) y 11 puntos más altos entre la generación Z (53% a 42%).
Y aunque podríamos pensar que la crisis a causa del covid-19 habría disparado su estrés, de hecho, la encuesta de pulso, arrojó que los niveles de estrés reportados disminuyeron: la cantidad de millennials que dijeron que estaban estresados todo o la mayoría del tiempo bajó del 50% antes de la pandemia al 42% en la encuesta de pulso. Para la generación Z, los niveles de estrés disminuyeron del 52% al 44%.
Pese a esto, los jóvenes encuestados todavía dijeron mantenerse despiertos por la noche a causa de las preocupaciones. En ese sentido, se destacaron tres causas principales para ambos grupos en la encuesta pulso: el bienestar familiar, su futuro financiero a largo plazo y sus perspectivas de trabajo o carrera.
Por otra parte, el aislamiento social de los primeros meses de la pandemia dio lugar a un aumento en las tasas de ahorros personales en varias partes del mundo, ofreciendo a millennials y jóvenes de la generación Z gozar de seguridad económica a corto plazo.
A pesar del impacto laboral negativo para muchos de ellos, la encuesta reveló que poseían ahorros equivalentes al menos a tres meses de ingresos, lo que les permitió pagar sus facturas puntualmente.
Este hallazgo coincidió con la encuesta inicial (o prepandemia) en la que se detectó que los millennials tendieron a administrar su dinero de forma responsable y que los niveles alentadores de prudencia financiera tuvieron mucho que ver con la previsión de que la crisis sanitaria global podía afectar su situación económica.
Muchos millennials y jóvenes de la generación Z se vieron obligados a ser prudentes con su dinero dado que consideraban que no tenían suficiente y ese cuidado los benefició durante los primeros meses de la crisis.
A nivel mundial, previo a la pandemia los millennials dijeron que estaban ahorrando o invirtiendo casi el 40% de sus ingresos disponibles. Menos de un cuarto tenía préstamos personales y solo el 20% tenía hipotecas. En promedio, el 10% de los millennials informó que tenía préstamos estudiantiles, aunque en algunos países, cerca del 40% aún tenía que pagar sus saldos.
También es interesante que por un margen muy claro, en la primera encuesta, ambas generaciones manifestaron que habían establecido objetivos financieros claros a corto y largo plazo. Se sentían seguros de tomar decisiones sobre productos y servicios financieros (cuentas de ahorro, pensiones, seguros) y creían tener el nivel de conocimiento adecuado para tomar decisiones de manera informada, aunque la mayoría admitió saber “poco” sobre instrumentos financieros tradicionales.
Además, tres de cada cuatro millennials y dos tercios de la generación Z, dijeron que presupuestan activamente su dinero.
El informe de Deloitte señaló que esa capacidad de cuidar el dinero sería valiosa para estas generaciones que poseen mucho menos capital del que tenían las generaciones anteriores en la misma edad y que hoy se enfrentan a una nueva crisis económica, esta vez durante el periodo en el que deberían ser sus años más productivos para generar ingresos.