Tradicionalmente existe una política exterior de facto entre los municipios de la frontera norte de México con las localidades del sur de Estados Unidos, lo que genera actividades turísticas, inversiones e intercambio comercial, refirió Víctor Espinoza Valle, investigador del Departamento de Estudios de Administración Pública del Colegio de la Frontera Norte (Colef).
El también consejero editorial de Alcaldes de México detalló que la interacción entre organizaciones, comerciantes y gobiernos locales, “rinde frutos en el desarrollo productivo y la inversión; estos puntos de interacción son fundamentales o han sido históricos para el desarrollo de la vida económica, social y cultural de la región”.
En la sesión especial de Alcaldes TV En Vivo, el académico señaló que por muchos años se trató con desdén a la zona fronteriza del país, pero en las últimas décadas se ha transformado en una gran oportunidad de desarrollo para las familias de ambos lados de la frontera.
“Es importante que los norteamericanos volteen hacia México, no por el discurso xenofóbico, sino por las oportunidades. Por fortuna las nuevas generaciones si las ven y están trabajando de manera continua; los lazos continúan y son positivos para ambos lados de la frontera”, aseveró.
Sin embargo, para esta zona fronteriza de 3 mil 500 kilómetros, los efectos de la pandemia de COVID-19 también han sido preocupantes, “porque la vida comercial del sur de Estados Unidos no podría entenderse sin su interacción con México”.
“Algunos trabajadores han dejado de cruzar la frontera por el cierre de negocios; hay alrededor de 100 comercios en el área cercana a la frontera de Tijuana que van a cerrar, así como centros comerciales y va a impactar la vida económica de ambos lados”, advirtió.
El experto confió en que las vacunas contra la COVID-19, que comenzarán a aplicarse en la zona de San Diego, California, permitan que hacia la mitad del próximo año se comience a reactivar la economía y producción de la frontera.
