En un artículo publicado en “Economía, Sociedad y Territorio”en 2016, se encontró que que el 36,7% de los hogares mexicanos viven en pobreza energética, encontrando que los bienes económicos “confort térmico”, “refrigerador eficiente” y “estufa de gas o eléctrica” son los que presentan mayores niveles de privación. Es decir, que se privan de algún bien económico (iluminación, limpieza, climatización, entre otros) por no tener energía suficiente.
En lo que respecta a la pobreza energética y brecha digital, el Dr. Rigoberto García, investigador del Dpto. de Estudios Urbanos y del Medio Ambiente de El Colegio de la Frontera Norte (El Colef), explica que muchas de las herramientas que se usan, así como las labores que realizamos requieren energía para llevarse a cabo.
En la coyuntura del COVID-19, explica el especialista de El Colef que, el confinamiento ha evidenciado y visibilizado más las diferencias sociales que existen en México respecto a cómo se usa la energía y respecto a la accesibilidad del servicio de energía, siendo esto una condición que afecta todavía más a los hogares.
Explica que en el caso de la educación a distancia (Internet o televisión) que se está impartiendo actualmente en México, hay hogares que si bien cuentan con energía eléctrica; la señal de televisión o Internet no llega con suficiente energía, lo que se traduce en mayor dificultad para aprender por medio de estas herramientas digitales.
En este sentido, el Dr. Rigoberto puntualiza en que es necesario ver el tema de la energía como algo transversal, que toca y se articula con diferentes dinámicas de la vida cotidiana, que es necesario vincular este tema con elementos de la agenda pública y no como un tema aparte.
La reflexión completa del Dr. Rigoberto García