Primero que nada porque será la compañera de fórmula del único político que le puede ganar a Donald Trump las elecciones de este año. Los lectores de esta columna saben que su autor detesta al actual presidente de Estados Unidos por su racismo, xenofobia y populismo.
A menudo me preguntan si le iría bien a México en caso de ganar Joe Biden la próxima elección presidencial de nuestro vecino del norte. Mi respuesta siempre ha sido y seguirá siendo la misma: a Estados Unidos, a México y al mundo entero le conviene que gane Biden. Trump ha sido un Presidente desastroso con consecuencias muy negativas para Estados Unidos, México y el mundo. Ya llegó la hora de sacarlo de la Casa Blanca para que llegue un político profesional que una, no divida, a esa nación en torno a un nuevo proyecto que tome en cuenta los intereses de las minorías como los mexicanos-americanos.
No escondo, entonces, mi preferencia a favor de Biden. Ayer, el candidato demócrata nombró a la que será su compañera de fórmula, la senadora por California, Kamala Harris, quien será la candidata a vicepresidenta. Me parece una decisión muy atinada.
Kamala me gusta por ser mujer. Ya es hora —y así lo he dicho en varias ocasiones— que Estados Unidos tenga una Presidenta. Es una vergüenza que muchos países democráticos liberales ya hayan tenido una jefa de gobierno mujer, y no una de las democracias más añejas como la estadunidense.
El primer paso es que llegue una mujer a la vicepresidencia que la ponga a un paso de la Oficina Oval. Por su edad (77 años), Joe Biden ha insinuado que, de ganar, podría ser un Presidente de un solo periodo (4 años), es decir, que no buscaría la reelección. Como vicepresidenta, Harris sería la candidata natural del Partido Demócrata para las elecciones presidenciales de 2024.
Además, hay que decirlo, conforme pasen los años, Biden se hará más viejo y subirá la probabilidad de que no termine su periodo. Así es la vida. En caso de que Biden fallezca siendo Presidente, Harris lo sucedería convirtiéndose en la primera Presidenta de la historia de Estados Unidos.
Me gusta Kamala porque es hija de un jamaiquino negro y una migrante que llegó de la India. He aquí el producto de dos minorías estadunidenses: la afroamericana y la asiática. Representa el rostro que me gusta de Estados Unidos: un país abierto al mundo, que recibe a migrantes y que, a la vuelta de una generación, sus hijos pueden competir por los más altos puestos políticos de esa república.
Como bien dijo ayer Biden al presentarla, Harris es “la historia de Estados Unidos”. “Esta mañana, en todo el país, las niñas se despertaron, especialmente las niñas negras y morenas que se sienten ignoradas y subestimadas en sus comunidades, pero hoy, hoy, tal vez se estén viendo a sí mismas por primera vez de una nueva forma como presidentas y vicepresidentas”, remató el candidato demócrata con toda razón.
Me gusta Kamala porque es el puente perfecto de Biden para unir a los dos grandes grupos del Partido Demócrata: moderados y radicales. Biden, lo sabemos, es del primer grupo. Harris no lo es del segundo, pero sí tiene vínculos con ellos. En este sentido, puede atraer el voto de los demócratas más radicales que apoyaban a Bernie Sanders o Elizabeth Warren.
De ganar, la fórmula Biden-Harris implementaría un proyecto de centro-izquierda pragmático que, me parece, no desestabilizaría a la economía estadunidense de la cual dependemos tanto.
Me gusta Kamala porque es ambiciosa y echada para adelante. Un ejemplo para mujeres y hombres. Es, quizá, la política que mejor debate entre los demócratas. De hecho, fue la que más puso en aprietos a Joe Biden cuando debatían por la candidatura presidencial de su partido.
Harris tiene experiencia. Fue fiscal de California donde hizo un papel destacado que le permitió lanzarse para ser senadora por este poderoso estado de la Unión Americana. En el Senado se convirtió en el terror de las comparecencias por sus agudos cuestionamientos.
Por todas estas razones, me gusta la decisión de Joe Biden de nombrar a Kamala Harris como su compañera de fórmula. Yo, sin embargo, no voto en Estados Unidos. Lo importante es lo que vayan a decir los estadunidenses el tres de noviembre en las urnas. Si reeligen o no a Trump. Por lo pronto, ayer, en las apuestas, Biden iba arriba en las probabilidades de ganar con un 60% frente al 40% de Trump.
Twitter: @leozuckermann