El Instituto Mexicano de Ejecutivos Financieros (IMEF) indicó que la producción del país podría retornar, entre 2024 y 2025, al ritmo mostrado previo a la pandemia. Y mientras tanto, actualizó sus pronósticos, que dan cuenta de una caída del PIB de 10% para este año. La proyección para 2021 plantea un escenario de crecimiento de 3%.
No obstante, dejó entrever que es posible que la actividad económica se acelere, pero para ello es preciso que mejore el clima de inversión que existe en el país. Se sabe que los capitales, tanto internos como foráneos, requieren un ambiente de confianza, y México, al igual que muchos países de la región, está muy afectado por la pandemia.
La crisis sanitaria limita hoy las ganas de invertir, ya que el panorama es incierto para efectuar cualquier tipo de operación financiera sin seguridad de que haya un retorno seguro de los recursos.
Una gran cantidad de empresas desaparecieron, otras no volverán a México. Como consecuencia de ello, se perdieron numerosos empleos, lo que hace más dramática la situación social del país. Se requiere entonces de la inversión, sobre todo la extranjera, para que, con el establecimiento de nuevas empresas, una gran cantidad de trabajadores cesantes regresen a la vida laboral.
El presidente nacional del IMEF, Ángel García-Lascurain Valero, al presentar el informe señaló que, aunque ha habido reapertura en la mayoría de los sectores en México, ello “no implica reactivación plena, es gradual”. “Estamos viendo cómo en distintas partes del país comienzan a reactivarse algunos sectores, pero justamente unos de los factores que preocupa es que para volver a niveles de 2019 en términos de inversión, de crecimiento, de empleos, vamos a tardar varios años”
Según cálculos del instituto, en 2020 se perderán 1.2 millones de empleos formales. Solamente durante los primeros siete meses del año se perdieron 925 mil 490 fuentes de trabajo, lo que se constituye en el peor resultado de este indicador desde 1997. Al respecto señala que recuperar la actividad laboral de la población mexicana parece estar muy difícil, por cuanto la desaparición de empresas ha sido muy alta, y por los momentos no hay un entorno propicio para la inversión.
Es por ello que el regreso de los capitales es de suma importancia para la reactivación de la vida productiva y el mejoramiento de los indicadores de desempeño de la economía mexicana. Urge, entonces, el diseño y ejecución de planes por parte del Ejecutivo que enamoren a los inversionistas para que estos se instalen en el país, ofreciéndoles condiciones seguras desde el punto de vista sanitario y jurídico, así como la garantía expresa de que México sigue siendo por mucho uno de los destinos ideales para la inversión en el continente.