Comenzamos el segundo semestre de 2020 en una situación completamente nueva para todos, dejando atrás meses que, sin lugar a duda, han sido de los más complejos. Esperemos que los expertos logren una cura pronto.
Hablar de gobernabilidad es referirnos al ejercicio cotidiano del poder público en cualquiera de sus tres niveles. En cambio, la gobernanza es entendida como una interrelación equilibrada entre la población y el gobierno. Dicha armonía se verá materializada mediante el diseño y ejecución de políticas públicas efectivas, algo que sólo es posible mediante el contraste de ideas, el diálogo y la crítica -como posibilidad de mejora-, ya que la pluralidad da pie a un justo equilibrio.
Diariamente fronteras tan importantes como Tijuana, Mexicali, Ciudad Juárez o Reynosa, reciben a personas de distintos orígenes, desde nacionales hasta extranjeros. Estos puntos de encuentro son el ejemplo perfecto de la convergencia de necesidades, culturas y opiniones. Por eso, en la vida democrática es esencial contar con un sistema de contrapesos que genere un ejercicio de poder más moderado. Bien harían los gobiernos de nuestro país y del mundo, en aprender de su gente, siguiendo su ejemplo. Para lograrlo, necesitan ver más allá de su nariz, algo casi imposible en un mundo de miopes.
Aquí abro un espacio para expresar mi reconocimiento a mis alumnos universitarios, quienes, como parte de su evaluación final, presentaron una serie de iniciativas de creación y modificación de reglamentos y leyes. Además, realizaron un simulacro de sesión de Cabildo, dando una muestra de lo que significa querer hacer BIEN las cosas. Mostraron profesionalismo, seriedad, decoro y un alto grado de responsabilidad ciudadana. Se los dije en lo privado y ahora lo hago público: muchos ediles y legisladores deberían recibir lecciones de mis alumnos(as).
Cerrado el paréntesis, rescato una frase que la diputada Ana Lilia Herrera mencionó durante el foro “¿Estamos listos para la nueva realidad electoral?”, organizado por el Colectivo 50+1: “hay quien cree que la democracia esta en cuarentena. No es un pretexto, la pandemia que estamos viviendo, la emergencia sanitaria y económica, para imponer decisiones autoritarias ni para tener el control, no solamente del dinero, del poder, sino de la voluntad ciudadana”. ¡Que alguien atienda la tremenda “descalabrada” que les dieron a varios pseudopolíticos locales con la “pedradota” que les -involuntariamente- aventaron!
Maquiavelo sugiere que todo gobernante debe ser medido en sus creencias y sus acciones, además de actuar con moderación y prudencia, para evitar un exceso de confianza que lo lleve a la intolerancia, ya que se trata de uno de los elementos de la tiranía, la cual somete el bienestar general a las decisiones personales del gobernante. Y aunque se trata de un “principado” relativamente nuevo, el Gobierno de Baja California ha dejado muy claro que el paso de la inclusión a la tiranía se ha dado.
Post Scriptum. “Más pronto cae un hablador que un cojo”, dicho popular.
Colofón. Mi propuesta de esta semana es lograr que todos los cargos de elección popular sean renunciables, con el propósito de evitar las solicitudes de licencia. Que se vayan o se queden pero que actúen con seriedad.
* El autor cuenta con una Maestría en Comunicación Estratégica y es doctorando en Derecho Electoral.
CONTACTO: