López Obrador descalificó la «guerra de Calderón» a los narcos: «Está claro que esta absurda y desquiciada estrategia no se repetirá, y nunca más se pondrá en riesgo, de manera irresponsable, ni la vida ni el prestigio de las fuerzas armadas».
En la guerra de AMLO, la Guardia Nacional (armada) no siempre arriesga la vida. Se enfrenta a inmigrantes (inermes), invitados por él: «Donde come uno, comen dos». Paralelamente, empeora la violencia de los narcos, insensibles a la nueva estrategia de «abrazos, no balazos», que llegó al extremo de considerar su amnistía, soltar al detenido Ovidio Guzmán y saludar amablemente a la madre del Chapo y abuela de Ovidio.
También descalificó el aeropuerto en el lago de Texcoco («proyecto faraónico») y la compra de un Boeing 787-7 para los viajes de Peña Nieto. Prefirió viajar en vuelos comerciales (a costa de incomodidades y riesgos para los demás pasajeros), vender el avión (que no tuvo comprador) y, finalmente, rifarlo en cachitos de la Lotería Nacional.
Texcoco fue sustituido por tres proyectos no menos faraónicos: el aeropuerto de Santa Lucía, el Tren Maya y la refinería en Dos Bocas. Pueden acabar igual que Texcoco: en el cementerio de obras inconclusas.
Decidió meter dinero a Pémex y a la nueva refinería cuando la demanda mundial de petróleo se venía abajo. Rechazó el recorte de producción propuesto por la OPEP (para defender los precios), faltando a los compromisos de México, y acabó agradeciendo a Trump que tomara parte del recorte que le tocaba a México.
Siendo jefe del Distrito Federal, descalificó una manifestación de protesta por la inseguridad como marcha de los «pirrurris». Siendo presidente, se negó a recibir a Javier Sicilia y Julián LeBarón (deudos de asesinados), que encabezaron la Caminata por la Verdad y la Justicia, para «no hacer un show». Y no le hizo gracia que la marcha del Día de la Mujer y el paro de «Un día sin mujeres» le robaran el show de la rifa del avión, que tuvo que posponer.
Hizo un escándalo por la gasolina robada de los ductos de Pémex, los cerró para impedirlo, provocó un desabasto y tuvo que reabrirlos. El robo continúa.
Creó el morenista Instituto de Salud para el Bienestar, gratuito. Pudo ser para los mexicanos que no tienen IMSS, ISSSTE ni Seguro Popular. Pero fue para cancelar el panista Seguro Popular y quedarse con su clientela de más de 50 millones de asegurados que lo compraban voluntariamente.
Para combatir la corrupción en la compra de medicamentos, no castigó a los corruptos: suspendió las compras, castigando a los pacientes con un desabasto. No preparó con tiempo la sustitución de proveedores (búsqueda, negociación, verificación de la calidad de sus productos).
Arguyendo lo mismo, retiró los apoyos a estancias infantiles y refugios para mujeres. En vez de castigar la corrupción que denunció, creó un sistema de apoyos directos bajo su control político.
Desdeñó el Parque Eólico de La Rumorosa en Baja California, que genera energía limpia desde 2010. Defendió la Termoeléctrica de Morelos, que reducirá el cauce del río Cuautla, lo ensuciará con aguas residuales y contaminará la atmósfera de Huexca quemando gas, llevado peligrosamente en un ducto que atraviesa una zona sísmica y volcánica.
No le gustó «el modito» independiente del Consejo Mexicano de Negocios que obtuvo una línea de crédito del Banco Interamericano de Desarrollo para 30,000 empresas pequeñas y medianas. Se molestó por el aval que dio Hacienda.
Se rindió ante el bloqueo ferrocarrilero de la CNTE en Michoacán. Canceló el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación. Abandonó el interés público en los pupilos por el interés político en los maestros.
No se sabe mucho del avance y los resultados de algunas medidas pregonadas, por ejemplo: la descentralización del gobierno central.
Oficialmente, se acabó la corrupción. Lo cual permite multiplicar las compras y contratos sin licitación.
Declaraciones: El coronavirus «está generando cierta incertidumbre». No tanto en «México. Afortunadamente, seguimos debajo de 19 pesos por dólar». «Eso de que no puede uno abrazarse… Hay que abrazarse, no pasa nada». «México ha podido domar la epidemia». «El escudo protector es la honestidad». Sacando una estampita de su cartera, lee la jaculatoria: «Detente, enemigo; que el Corazón de Jesús está conmigo».
En la mesa de billar se comete una pifia cuando el tiro inspirado y calculador falla.