La pandemia provocada por el Covid-19 no va a pasar como una etapa más que le ha tocado vivir a las generaciones presentes. La contingencia sanitaria va a provocar cambios en muchos tejidos de nuestra sociedad. Nada volverá a ser igual y la mayor evidencia de esto lo encontramos en las empresas. Los empleados han tenido que adaptarse a la situación para tratar de continuar con su trabajo, seguir generando oferta y seguir viviendo por la demanda. Pero para muchos se acabó el concepto de trabajo clásico y ha entrado en juego como cuchillo en mantequilla el “teletrabajo”. El futuro no tan lejano ya está aquí.
A una parte importante de la ciudadanía mexicana no le va a pillar de primeras el denominado como “Home Office”. De hecho, un estudio de Reuters de hace ahora casi una década revelaba que la República se encontraba en la segunda posición a escala mundial de países con mayor implementación de teletrabajo. Tan solo la India superaba al territorio azteca, en una modalidad que podía llegar a convertir a los empleados hasta en un 45% más productivos de lo que lo eran en sus trabajos presenciales. Los beneficios llegaban para empresarios y jornaleros, que además ganaban terreno en el manejo de las tecnologías de la información.
A finales del año 2014 las cifras se situaban en un total de 2.6 millones de teletrabajadores en México, según la Organización Internacional del Trabajo, lo que suponía un 5% de la población económicamente activa. Los países de Oriente Próximo e Iberoamérica se situaban en cabeza para ir sumando a este sector, pero a partir de ahí se estancaron. Europa, que al principio se había mostrado reticente, ganó terreno y acabó ocupando las primeras posiciones. Los teletrabajadores mexicanos no solo no aumentaron, sino que disminuyeron en un punto porcentual (2,5%) en 2017 como revela un informe de la Universidad Internacional de Valencia titulado “Influencia de las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) sobre la salud de los trabajadores”.
Aunque las cifras se mantenían y la posición de México seguía siendo considerable, empezaron a aparecer otros indicadores que evidenciaban la problemática existente. Según un estudio de EAE Business School de este 2020 sobre la conciliación laboral, México es uno de los países en los que la jornada laboral es más extensa y por tanto la vida personal y laboral se solapan y se encuentran más dificultades para diferenciarla. Penúltima plaza en este sentido para el territorio, solo superado en peor puntuación por Colombia. Es decir, persiste la cantidad de teletrabajo pero su calidad es bastante inferior con respecto a otras regiones del mundo. Naciones europeas como Países Bajos o Finlandia lideran a este respecto.
Por ello es que el Ejecutivo realizó reformas el año pasado en materia de teletrabajo, para que este se considere de forma clara como una modalidad laboral y se establezcan tanto obligaciones como derechos de los trabajadores. Entre esto destaca que se equiparan muchas de las responsabilidades que tiene el empleador con los trabajadores habituales con las de los teletrabajadores y así se controla que no se produzcan abusos o discriminaciones. En cualquier caso, como toda materia nueva, todavía quedan pasos por dar y metas por alcanzar. Es necesario, sobre todo en las áreas en las que más se teletrabaja.
¿De qué áreas hablamos? Asesores y gestores administrativos lo practican con normalidad. Los clientes envían su documentación y ellos trabajan desde casa con esa información como si estuvieran en una oficina. Para contactar con los usuarios solo tienen que utilizar alguno de los muchos canales informáticos a su disposición y así comunicarles cualquier incidencia. Además, para la mayoría el ámbito de acción es internet hoy en día, puesto que muchos trámites administrativos se están agilizando a través de esta plataforma, dejando de lado el acudir a un despacho presencial. Hablamos de obligaciones que tienen que ver con la Secretaría de Hacienda o del Trabajo, como ejemplos más claros.
Otro de los sectores en los que ya se está practicando mucho es en los operadores de juego en línea y casinos online. Al ser un servicio dedicado expresamente para la red, muchas empresas toman la decisión de contar con una base central física y el resto de servicios llevarlos a cabo a través de teletrabajadores. Así, ahorran gastos y pueden abordar con más recursos la gran competencia existente entre casinos en México, que les hace necesitar mejores profesionales bien cualificados para destacar. Y como no, todo lo relativo al apartado en línea es lo que tiene más probabilidades de seguir la tendencia del teletrabajo en el futuro próximo.
Y los viajes, otro de los grandes golpeados por el coronavirus, es otro sector de los que ya está sufriendo una transformación que podría llegar a ser más agresiva en las próximas décadas. Las agencias de viaje pierden terreno frente al más de 50% de usuarios que hacen ya sus reservas por internet, según datos de Google Travel. Eso hace que muchas pymes se planteen su reconversión a trabajar desde casa, mientras que para las grandes empresas será más complicado deshacerse de las sucursales.
Cuando la situación se normalice será cuando se pueda ver la evolución de manera más exacta. De momento, las previsiones de la AMITI, la Asociación Mexicana de la Industria de Tecnologías de la Información, auguran que el teletrabajo llegará para 1.750 millones de empleados en este 2020.