Luis Alberto Flores no tiene cómo pagar a sus dos empleados el próximo sueldo. Su negocio suministra camisetas, llaveros y otros productos promocionales a grandes empresas que los reparten en eventos a sus empleados o clientes. Con la pandemia, se quedó sin pedidos, por lo que solicitó el préstamo único de 25.000 pesos (1.115 dólares) que ofrece el Gobierno mexicano. “Pude pagar tarjetas de crédito, seguros de los empleados, servicios”, dice al teléfono Luis desde la ciudad industrial de Monterrey, en el norte del país, “pero rápido se me acabó y hoy me quedan 5.000 pesos en mi cuenta del banco”. Los gastos mensuales de su negocio suman más de 40.000 pesos y, durante las últimas ocho semanas que cerró el taller, usó sus ahorros y un préstamo familiar para pagar el salario de sus empleados. Cuestionarse qué hacer si sus clientes no regresan pronto lo abruma. “No sé, no sé, no sé”, responde derrotado, “suspender actividades y correr a los trabajadores”.
Flores es uno de beneficiarios del Crédito a la Palabra que ofrece el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, un programa anunciado el 8 de abril por el cual, prometió el mandatario, entregaría un millón de créditos entre el 4 y el 10 de mayo. Al 22 de junio, se habían dispersado 585.613. Mientras en otros países en desarrollo, como Marruecos y Togo, los Gobiernos hicieron transferencias directas a hasta medio millón de personas en dos semanas. Desde su anuncio, el programa de créditos ha sido criticado por expertos y cámaras de comercio por no reflejar las necesidades de una empresa mexicana, al ofrecer un monto demasiado pequeño que, como ilustra el caso de Luis Alberto Flores, no le alcanza ni a una microempresa de tres empleados para cubrir los gastos de un mes.
El 3 de marzo, cinco días después de que se registrara el primer contagio de la covid-19 en México, el presidente dejó claro que su plan para enfrentar la crisis económica ocasionada por las medidas de confinamiento necesarias para evitar un colapso en el sistema sanitario no se enfocaría en ayudar al sector privado. “Nosotros no vamos a rescatar a empresas quebradas”, dijo. Todas las ayudas, anunció, se enfocarán en grupos vulnerables. Específicamente, se adelantaron pensiones a adultos mayores, agregaron más trabajos temporales a campesinos y dispersaron más recursos a jóvenes aprendices.
A más de dos meses de su primer anuncio, la economía mexicana muestra señales de que el plan del Gobierno está fracasando. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), 12 millones de personas dejaron la fuerza laboral solamente en el mes de abril y no saben con certeza sobre si su puesto de trabajo existirá al reabrirse la economía. La pérdida del empleo o del ingreso es el factor de riesgo más importante que empuja a la gente a la pobreza, de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo y Naciones Unidas. Economistas del banco de inversión BBVA aseguran que la pérdida del empleo todavía no toca fondo.
El Producto Interno Bruto (PIB) cayó un 1,2% durante los primeros tres meses del año y en comparación con el mismo periodo en 2019, lo cual prepara el terreno para un segundo trimestre difícil. En una entrevista reciente, el secretario de Hacienda, Arturo Herrera, dijo que él estima que la economía se contrajo en un 19% en abril. De ser así, el país se encuentra en una espiral descendente no vista desde 1932, de acuerdo con la asociación civil independiente, Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico. Herrera, por su parte, aseguró que tiene sus esperanzas puestas en el nuevo tratado de libre comercio con EE UU y Canadá, el TMEC, que entra en vigor el 1 de julio y promete impulsar la producción en México.
Solo la industria manufacturera, fuente importante de empleos para los mexicanos, redujo sus horas de trabajo en casi 30% durante abril. Nunca se habían trabajado tan pocas horas en este sector desde que el Instituto de Estadística y Geografía tiene registro. Mientras tanto, también en el mes de abril, una cuarta parte de los trabajadores de la construcción perdieron su empleo, según el INEGI. La inversión fija, la cual se utiliza como una radiografía de la microeconomía, cayó 11% en marzo a su nivel más bajo en nueve años. Se espera que la cifra en abril sea aún más pronunciada.
Esto se ve ya reflejado en los comercios que actualmente, ante el banderazo de reabrir bajo las reglas sanitarias de cada estado de la república, no podrán hacerlo. Cerca del 20% de las más de cuatro millones de micro, pequeñas y medianas empresas que cerraron sus puertas desde que inició la jornada de sana distancia el 23 de marzo no podrán reabrir debido al daño económico que sufrieron en los últimos meses, de acuerdo con estimados de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo (Concanaco-Servytur). Esto representa aproximadamente 800.000 negocios que o desaparecerán o entrarán al sector informal. Es decir, de tener empleados con garantías sociales, seguro médico y salario mínimo pasarán a emplear por sueldos más bajos, sin prestaciones y en condiciones precarias.
Solo en la Ciudad de México, alrededor de 160.000 comercios, un 40% del total de los pequeños comercios, no reabrirán por el daño económico, según estimaciones de la Cámara de Comercio Servicios y Turismo en Pequeño de la Ciudad de México (Canacope CDMX).
“Nosotros identificamos que solo una de cada 10 empresas de nuestro rubro fue exitosa en obtener un crédito del Gobierno, tres de cada 10 siguen esperando y el resto fueron rechazadas o no calificaban para el apoyo,” dice Eduardo Contreras, quien encabeza la asociación. “Llevamos más de cien días con la economía detenida, entonces, la cantidad que se tenía que haber repartido a los comerciantes era muy alta y sabemos que el Gobierno no iba a poder cumplir algo así.”
La Administración de López Obrador se negó a ofrecer apoyos a empresas a través de suspensiones temporales en el pago de impuestos, algo que prolongará el daño económico del país, de acuerdo con economistas Gabriel Lozano y Steven Palacios del banco de inversión internacional JP Morgan. Su pronóstico es que la economía se contraerá en un 10,5% este año.
“La respuesta del Gobierno a la emergencia nacional ha sido deslucida”, escribieron en un reporte este mes. “Con el distanciamiento entre las empresas y el Gobierno que aparentemente se está ampliando, en parte debido a la falta de apoyo fiscal a los primeros, el caso de dislocaciones duraderas en la economía es fuerte”. La Secretaría de Hacienda, en respuesta a una petición de comentario hecha por EL PAÍS, envió un comunicado en el que destaca los sectores más afectados como los hoteles y restaurantes, transporte, gasolineras y peajes.
“Ciertamente la recuperación que exhibe la economía es incipiente y existe todavía un componente importante de incertidumbre sobre la evolución de la economía global, particularmente sobre la capacidad de recuperación de variables económicas como el comercio mundial y la inversión tras el COVID-19″, dice el comunicado. ”No obstante, los signos de una recuperación doméstica muestran una trayectoria sostenida (aunque ligera) de mejora. En este sentido, los meses de abril y mayo representan un piso para el nivel de actividad económica agregada”.
La actividad industrial en abril bajó en un 26% —la caída más pronunciada desde que se tiene registro desde 1993—. A pesar de que la cifra refleja el impacto del cierre de fábricas, maquiladoras y construcciones debido al distanciamiento social, es la falta de apoyos a las empresas por parte del Gobierno lo que hace a México menos atractivo para los inversionistas, dice Frédéric García, empresario y consultor de empresas globales en el país.
De hecho, este mes la firma AT Kearny anunció que México ya no está incluida en su ranking de 25 países más atractivos para la inversión extranjera directa, debido a la incertidumbre provocada por el Gobierno de López Obrador, quien ha cancelado inversiones multimillonarias desde que tomó el poder en diciembre de 2018.
“Lo que dicen los empresarios, tanto locales como internacionales, es que la situación de la pandemia ha creado mucha incertidumbre, claro, la situación del confinamiento a nivel mundial ha exacerbado esta incertidumbre y ahora muchos de ellos están volteando a lugares donde quede algo de certidumbre,” dice García. “Y aquí en México el Gobierno ha tomado la decisión de no apoyar al empresariado”.
“Los niveles de incertidumbre para invertir en México nunca han sido tan elevados,” agrega, “en otras palabras, podríamos decir que la confianza de muchos empresarios con México, es nula”.