Concluida la Tercera Fase, ahora la emergencia es doble. Preservar la salud y la vida de los seres humanos y, simultáneamente, volver a activar la economía para no morirnos de hambre; vayamos por partes.
La Salud. Nadie en su sano juicio podría estar en contra, como lo dijo Paul Krugman, Premio Nobel de Economía: no hay mayor valor que la vida del ser humano. No obstante, el esfuerzo de las autoridades, la pandemia sigue en ascenso, del 15 al 30 de mayo el número de fallecidos y contagiados se duplicó al pasar de 4,700 a casi 9,800 el primero y de 45 mil a 90 mil el segundo, y hasta el día de ayer la cifra alarmante ya superaba los 101 mil contagios y casi 12 mil fallecidos.
En esta Cuarta Fase, la del regreso obligadamente paulatino a las actividades, ante una curva acelerada de contagios, el riesgo se vuelve mucho mayor; según los datos del subsecretario López Gatell, muy conservadores por cierto, podríamos llegar a 30 mil fallecimientos pero según el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), México podría llegar a tener más de 120 mil fallecidos al mes de septiembre, dato que más que preocuparnos, debe ocuparnos a incrementar las medidas de prevención, sin éstas no habrá hospitales que den abasto.
No obstante los esfuerzos, en todo el país continúa la urgencia de ventiladores y equipo de protección para nuestros HÉROES ANÓNIMOS, los trabajadores de la salud.
La Economía. Ésta debe de ser preocupación de todos, no sólo del presidente y los gobernadores. Los datos son alarmantes, según la Encuesta Telefónica de Ocupación y Empleo (ETOE) del INEGI, en abril se perdieron más de 12 millones de empleos entre formales e informales. Al mismo tiempo, según datos no confirmados, se registra en estos dos meses el cierre definitivo del 30% de las Pymes.
Tan urgente como la salud, la preservación de las fuentes de empleo se vuelve absolutamente necesaria para que el impacto de la caída en la economía afecte lo menos posible; de no ser así, como lo argumenta técnicamente el Dr. Santiago Levy, la caída del PIB estimada en un 8%, no se recuperará en lo que resta del sexenio del presidente López Obrador. Esto representa no sólo un sexenio perdido, si no una década perdida.
De ahí la importancia, de hacerle caso al Dr. Levy, quien coincide con el Banco de México, para hacer uso de la línea de crédito que México tiene aprobada por el Banco Mundial y proteger fundamentalmente con crédito a las Pymes que lo requieran, sabedores de que éstas sostienen el 80% del empleo en nuestro país. El apoyo a las Pymes es tan importante como un respirador para un paciente en estado crítico.
Este recurso podría ser recuperable en el 2021, mediante un impuesto fiscal solidario temporal para cumplir con la decisión plausible del presidente de no incrementar la deuda del país; media que daría lugar a que la caída de la economía sea de mucho menor impacto, e igualmente la recuperación sea en el menor tiempo.
Conclusión. Afortunadamente, tanto la salud como la economía, tienen solución positiva en el mediano plazo, lo único que se requiere es que el presidente se decida a convocar a los actores para cerrar filas por México.
*Coordinador Estatal del Movimiento Nacional Ruta 5
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