Cuando tuve el privilegio de asistir a una escuela de pre-primaria, después de mi madre el personaje más importante de mi vida fueron mis maestras. A los 5 años yo había sido enseñada –por mi madre- a leer y escribir en dos idiomas- sabía contar y mis padres entonces pensaban que eso era suficiente para una niña; fue gracias a la curiosidad de una educadora –monja por cierto- quien preguntó a que escuela yo asistía, que fui matriculada en el sistema formal. Aprendí lo valioso de los maestros, no solo por aquella pregunta, sino por todo lo que me enseñaron en dos años de “kinder” y seis de primaria. El correr de la vida, me llevó a terminar mi primaria en una escuela oficial y luego como un verdadero acto de rebeldía a inscribirme en la secundaria número 24. Salvo mi maestra de sexto de primaria, todas esas mujeres –por excepción tuve tres maestros varones- han dejado este planeta y de verdad se me antojaría conocer su opinión acerca de lo que estamos viviendo.
Todas esas distinguidas personas, no sólo nos enseñaron el arte de escribir, las bases de la geometría, las matemáticas –desde la aritmética básica, hasta, la trigonometría- la importancia de la física y la química, lo maravilloso de la geografía –con sus variables de agua, clima, tipos de suelo y maravillas de la tierra- y por supuesto la historia. En aquel lejano México, los deportes eran algo fundamental y si la escuela carecía de espacio, las maestras gestionaban que nos dejaran practicar en alguna sede del IMSS o de ciertos parques públicos. Su labor formativa, se extendía más allá del programa de la SEP, nos enseñaban modales, acciones de concertación, generosidad para los menos favorecidos, espíritu de lucha sana en competencias informales de poesía, gimnasia, teatro o lo que se presentara.
A esos maestros les respetábamos y festejábamos, no solo el 15 de mayo sino todo el año, y para muchas de nosotras, fue toda una vida para reconocerles, no solo sus clases, sino el ejemplo, la defensa inteligente firme y no iracunda –frente a familiares abusivos o violentos- el acompañamiento para cada reto que se nos ocurría. Esos maestros tenían autoridad para reprendernos si lo que hacíamos no era correcto y nadie consideraba que por ello estaban violando nuestros derechos humanos. Por supuesto nunca dejamos de tener clases debido a que su tiempo fuera compartido con el sindicato o por algún mitin político. Comentaban –en la clase de civismo o en la tranquilidad de las manualidades o el entrenamiento de cocina o taquigrafía- lo que ocurría en derredor nuestro: las protestas de los médicos, el encarcelamiento de Demetrio Vallejo y otros ferrocarrileros, las funciones del Presidente, la importancia de los diputados y el porqué de los senadores, en fin eran verdaderos maestros. ¿Qué pasó? porque ahora si se habla de esta profesión, ¿se hace con desprecio y hasta con temor? ¿Por qué los padres prefieren endeudar su vida con tal de no permitir a sus hijos ser alumnos del sistema público? ¿Cuántos padres felicitaron a los maestros este 15 de mayo?
Desde que el mundo ha sido habitado por humanos, hay huellas de personas que dedicaron su mayor esfuerzo a enseñar. En el antiguo Egipto los sacerdotes eran los responsables de adiestrar a los escribanos en el arte de preparar papiros y luego fabricar las pinturas con que habían de escribir. El ágora griega se llenaba de gente interesada en escuchar[1] al que sabía cosas que para la mayoría no eran conocidas aunque si interesantes. Roma y muchas otras culturas, decían que lo básico era responsabilidad de la madre pero después de los 7 años, los niños más privilegiados –no había escuelas públicas- acudían con alguien que tenia la habilidad de trasmitir los conocimientos y capacidades que había obtenido a lo largo de la vida. La infinidad de cursos, diplomados, talleres,…. que hoy ofrecen universidades o grupos diversos, que enaltecen las capacidades de un entrenador o “profe”, ¿podrían competir en esencia de calidad y valores con aquellos? ¿Por qué en el pasado moderno sin este tipo de opciones, se valoraba tanto la capacitación del autodidacta?
Es una pena ver como por ignorancia, se agrede lo mismo a responsables del orden que a personal médico ¿Será que a esas personas las educaron gentes egresadas de “normales” que con el tiempo prostituyeron el privilegio de la educación y la cambiaron por el robo de camiones y secuestro de choferes? ¿Qué tipo de docentes tuvieron funcionarios públicos a los que les cuesta leer con fluidez? ¿Cuantos de esos personajes tuvieron una reprimenda o un consejo oportuno que les permitiera dar salida a sus complejos?
Luego del pater familias romano y a partir de la conciencia política de la importancia de manejar la educación, a partir de la edad media, la iglesia católica, se arroga esta responsabilidad que nadie les discute sino hasta que en Alemania se formaliza la reforma religiosa. A partir del siglo XVIII, se empiezan a delinear otras opciones para formar expertos en algún tipo de materias, siendo la educación una suerte de privilegio que asemeja los títulos y reconocimientos como sinónimos de nobleza, hasta que en los estados modernos se reconoce, que la educación es un auténtico ejercicio de poder. En todo el mundo surgen los maestros rurales –no fueron un invento de Lázaro cárdenas[2] en Europa también los hubo-para tratar de acabar con una de las causas de la desigualdad social es decir, el rezago educativo y cultural. ¿Serán solo las aulas mal equipadas y la marginación tecnológica lo que pone en desventaja a los maestros rurales? ¿Por qué los maestros rurales mejor equipados migran hacia una carrera universitaria como arquitectura, ingeniería u otras? ¿Se deberá a la estulticia humana que hace más de 100 años describió el ruso Anton Chéjov?
Ojala hubiera muchos alumnos que tuvieran el privilegio de ser enseñados por personajes como los que fueron mis maestros, para decirles felicidades, no solo el 15 de mayo sino toda la vida.
[1] Tenía mayor importancia el aprendizaje oral que le escrito.
[2] El 40% de las escuelas en México siguen siendo rurales.