Han sido tres los estragos mayores ocasionados por la pandemia del COVID-19:
1º Incontables contagios y fallecimientos.
2º Parálisis económica (pérdida de empleos y caída de las actividades comercial, turística e industrial.
3º Trastornos emocionales (miedo, angustia, neurosis, depresión, ansiedad y frustración.
A los gobernantes, especialmente a las autoridades sanitarias, el Coronavirus ha evidenciado las precarias condiciones en que se encuentra el sector salud estatal y federal.
Los pacientes han tenido que pagar las consecuencias de las carencias de todo en los hospitales públicos, y el personal médico y de enfermería son verdaderos héroes proclamados por la sociedad- salvo algunos trastornados que los han agredido -por poner en riesgo sus vidas para atender a los enfermos sin las más indispensables medidas de seguridad.
La situación ha alcanzado tan graves condiciones, que no hay sabio que diga que es peor si el miedo a los contagios, el miedo a la miseria o el miedo a la soledad.
Por lo pronto ya se están manifestando brotes de mujeres y hombres que desafiando a las autoridades – a quienes califican como mentirosas – se están organizando para encarar con valentía la nueva realidad: salir a las calles a luchar por la vida y la libertad.
“Despabílate amor” … poema de Mario Benedetti.
La nueva realidad en Tijuana y BC son los riesgos sanitarios que nos han paralizado y la necesidad de salir adelante a pesar de las adversidades.
Si el virus es letal y mutante, y la economía está colapsada, la humanidad es inteligente y valiente para poder derrotarla.
El mundo sigue girando, girando, y la sociedad no se puede detener… tiene que seguir caminando, caminando.
El secretario de Salud Estatal Alonso Pérez Rico y el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud Federal Hugo López – Gatell Ramírez siguen insistiendo en el aislamiento cómo la medida preventiva de mayor seguridad, que, aunque es real no se puede soslayar que una cosa es lo deseable y otra lo posible. Solamente quienes puedan, van a continuar en total aislamiento; quienes no puedan, deberán hacerlo extremando precauciones.
Las sociedades aprenden a defenderse de los males que las aquejan.
En esta pandemia, por ejemplo, el aprendizaje es que con mucha precaución disminuyen los riesgos. Quienes no se cuidan son los más vulnerables.
La gente con cubrebocas y otros cuidados, deberán evitar a los descuidados. Y en los establecimientos y en los espacios públicos se deberá impedir el ingreso de los mal portados.
Así las cosas, ahora el gobernador Jaime Bonilla Valdez y el doctor Alonso Pérez Rico tienen que aceptar que ya se nos volvieron a adelantar las autoridades norteamericanas al autorizar la apertura de los centros comerciales de San Diego con todas las precauciones para evitar posibles contagios (cubrebocas, lavamanos, gel antibacterial, vigilancia y señalamientos) y Tijuana y BC no se pueden quedar atrás.
No se puede aceptar que en la frontera más transitada de México solo en algunas tiendas departamentales y supermercados abran sus puertas parcialmente prohibiendo la venta de lo que llaman productos no esenciales- para evitar contagios – cuando por una parte los clientes están más expuestos a los riesgos y al inclemente sol por las aglomeraciones que se hacen en las interminables filas de espera; y por otra parte niegan la venta de pelotas, de televisores, laptops, tablets, y materiales escolares para que los niños hagan las tareas; así como ropa, calzado, planchas y todo tipo de línea blanca y utensilios que las amas de casa necesitan para el hogar.
Es inconcebible que las autoridades municipales, estatales y federales – Reglamentos, Protección Civil, Cofepris, Trabajo y Previsión Social – estén dificultándole las cosas al comercio organizado, a la industria y al sector maquilador, cuando desarrollan una labor sumamente importante para la economía que redunda en el beneficio social.
Y de la misma manera no se entiende – dicho sea de la manera más respetuosa – por qué el presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) Gabriel Camarena Salinas; de la CANACO Jorge Macías Jiménez; de la CANACINTRA Francisco Rubio Rangel; de la COPARMEX Roberto Rosas Jiménez; de la CANIRAC Miguel Ángel Badiola Montaño de la Industria Maquiladora de la Mesa de Otay Salvador Díaz González; el dirigente de la Industria Maquiladora y Manufacturera de Exportación (INDEX) Luis Hernández González; del COTUCO Gilberto Leyva Camacho y el resto de organismos empresariales no se hayan manifestado a favor de la reactivación de las actividades productivas.
Por otra parte, las autoridades de los tres órdenes de gobierno deben darse cuenta de las contradicciones en las que han caído:
Han restringido los productos para el vestido, para el trabajo y para el hogar, mientras que las bebidas embriagantes se están vendiendo sin restricciones y al por mayor. Lo único que falta es que el personal de la Cofepris, de Protección Civil, Reglamentos y demás dependencias acompañen a los clientes – de bebidas embriagantes – a sus carros, le suban sus productos a la cajuela, y los despidan con una sonrisa y que les vaya bien, buen provecho.
La nueva realidad fronteriza es que están cerradas las garitas para que crucen a los Estados Unidos los que nada más tienen visa láser. Esa derrama económica hay que aprovecharla para el bien de todos.
Hablando de desarrollo económico fronterizo no se ha visto al exdirigente del comercio organizado, y ahora secretario de Economía Sustentable y Turismo Mario Escobedo Carignán, impulsando al sector empresarial que ha sido el generador del pujante progreso tijuanense y bajacaliforniano. Al contrario, da la impresión de que tiene en total control a los organismos empresariales – ¿para tener contento al gobernador? – que dan también la impresión de estar paralizados en la defensa de sus representados.
Bueno, eso es lo que da la impresión.
Si fueran otros tiempos los Miguel Calette, los Jorge Soler, los Pepe González, los Pedro Romero, los Alberto Carrillo, los Héctor Santillán, los Cesar Cázares, los Camarena Salinas, los Ramiro Cárdenas, los Roberto Castro, los Gastón Luken, los Rodrigo Valle, los Corona, los Pancho Rubio, los Ruiz Arretche los Fimbres, los Limón y otros líderes empresariales, seguramente estarían empujando fuerte el desarrollo de Baja California.
Lo que falta ahora para reactivar la economía fronteriza, aparte del necesario apoyo de las autoridades, es organización, reglamentación, metodología, tiempos de apertura – semáforos y giros – y una amplia y profesional estrategia de marketing y comunicación anteponiendo en todo el mecanismo la prevención y la protección para evitar contingencias sanitarias.
En estos momentos de pandemia y recesión económica es muy necesario que se tenga presente, con toda claridad, que los negocios los hacen los empresarios con su capital humano. La parte que le toca al gobierno ciertamente es: “mandar obedeciendo”.
Son ellos, los bajacalifornianos, respaldados por las autoridades, quienes han convertido a Tijuana y a BC en la tierra grandiosa, próspera y hospitalaria con la mejor calidad de vida de toda la Nación.
No hay que permitir que se diga que ésta es tierra de desorden, de corruptelas y de marginación.
Tijuana y Baja California es tierra de migrantes, de gente grande, de gente trabajadora, de demócratas, de triunfadores.
Basta levantar la cara y ver sus rascacielos que presagian que en un futuro cercano esta tierra va a ser una potencia mundial… a pesar de lo que digan los que ahora gobiernan que antes de que ellos llegaran todo era muladar.
Dimes y Diretes…
Sigue Bonilla y los diputados con su obsesión recaudatoria
En días pasados el gobernador Jaime Bonilla dio a conocer que el Congreso del Estado le había dirigido para su publicación el Decreto número 68, que reforma los artículos 2, 149, 150 y 153 en el que la Secretaría de Salud ejercerá las atribuciones de regulación, control y fomentos sanitarios conforme a la mencionada Ley, a través de un órgano denominado Comisión Estatal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (COEPRIS), que tendrá las atribuciones de regulación, control, fomento y vigilancia sanitaria que serán ejercidas a través de COEPRIS y cuyo titular será designado y removido por el gobernador del Estado a propuesta del secretario de Salud.
El Articulo 153 de dicha Ley específica que requieren de licencia sanitaria:
I.- Los establecimientos al expendio de alimentos y bebidas alcohólicas y no alcohólicas;
II.- Los establecimientos que presten servicios de asistencia social;
III.- Los rastros;
IV.- Las albercas y los baños públicos;
V.- Los centros de reunión y espectáculos;
VI.- Los establecimientos dedicados a la prestación de servicios estéticos como peluquerías, salas de belleza o masaje;
VII.- Los establecimientos de hospedaje;
VIII.- Las funerarias;
IX.- Los transportes de carga y alimentos y perecederos
X.- Los centros de desarrollo infantil y
XI.- Los demás que se señalen en esta Ley y otras disposiciones legales aplicables.
Ante esta nueva Reforma del gobernador Jaime Bonilla y los diputados locales, es importante señalar que no tienen facultades para expedir lineamientos ni para exigir licencias sanitarias, toda vez que esa es una facultad exclusiva del Ejecutivo Federal a través de la Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS), que es un Órgano Desconcentrado con autonomía administrativa, técnica y operativa, y al frente de ésta se encuentra un Comisionado Federal designado por el Presidente de la República a propuesta del secretario de Salud federal.
Cada giro tiene una clave (SCIAN), que corresponde a los acuerdos con Estados Unidos y Canadá en el marco del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Un restorán, una peluquería, una estética y cada uno de los establecimientos antes mencionados solo requiere de un aviso de funcionamiento. Fuentes serias y de buen nivel de la Secretaría de Salud refieren que esta propuesta recaudatoria contra los contribuyentes fue entregada al gobernador por David Gutiérrez Inzunza, titular de la COFEPRIS en BC, con el propósito de exigir licencias sanitarias que tienen toda la etiqueta de corrupción.
El autor es empresario y analista.
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