La escritora y promotora Flora Calderón Ruiz logró con su proyecto Taller Experimental de Literatura (TeLit), ser parte de los beneficiarios del Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico (PECDA) de la Secretaría de Cultura de Baja California, y comparte en entrevista, desde Ensenada, sobre el desarrollo y el impacto de su trabajo.
¿En qué año se inició el TeLit?
El Taller Experimental de literatura, inició en 1990. Con la idea de reunir jóvenes interesados en la creación literaria para trabajar en ejercicios basados en una metodología propia, experimentar con los géneros literarios a través de ejercicios enfocados en la adquisición de herramientas y recursos retóricos.
Ha sido durante estos años un espacio en el que las ideas, las dudas, las lecturas se comparten y analizan. Un tiempo el taller lo trabajé en una casa hogar en San Antonio de las Minas, una experiencia fundamental y valiosa.
¿Cuántos alumnos han pasado por el TeLit?
Han sido muchos años, muchos rostros e ideas que han pasado por este taller, pero si necesitamos tener un numero me arriesgaría a decir, mínimo unas 500 personas. Depende de los ciclos, la verdad. Son muuuchos años de dos ciclos cada uno.
Sabemos que algunos de estos talleristas han destacado en las letras, hablamos de ellos. La esencia del Taller siempre ha sido la libertad de quienes lo integran en las diversas generaciones, cada uno de los que han entrado ha aportado y ha encontrado para sí cuestionamientos.
¿Podríamos decir que el TeLit ha sido un semillero para la poesía y la narrativa?
Todos traen una forma de mirar el mundo, una inquietud sembrada desde sus propias sombras y luces, una idea que explorar, llegan con el interés de adquirir herramientas literarias, compartir, aportar y generar su propia manera de expresar el mundo.
Hay quienes se quedan un buen tiempo y otros se marchan, pues no se trata de un grupo social o un club literario, sino una zona de trabajo de lecturas constantes, de planteamientos de problemas a resolverse literariamente.
¿Cuál ha sido tu mayor reto como coordinadora del TeLit?
El espacio. He transitado por restaurantes, cafés, bares, oficina, pasillos, lo más estable ha sido la ex Sala de Usos Múltiples del ICBC y la Galería de la Ciudad, hoy en día estamos en la Teleaula del Ceart Ensenada.
Tengo una biblomaleta cargada con una extraordinaria bibliografía. Un espacio dedicado a la literatura donde poder establecer la bibliografía, una zona de trabajo para aquellos que lo requieren
¿Y cuál sería tu mayor satisfacción?
Las publicaciones, antologías, los cuadernillos, las camisetas, carteles literarios, las invitaciones al Taller a participar de encuentros y festivales de literatura. Y por supuesto ver que quien escribe va haciendo un trabajo muy propio y adentrándose en la complejidad y sencillez de la literatura.
Tenemos dos antologías publicadas por la Secretaría de Cultura, “Cuaderno de Talleres 2”, publicada en 1993, y “El experimento”, de 2016, además de 10 cuadernillos del Taller, mismos que se han elaborado dentro como parte de las actividades de forma manual, principalmente para que los integrantes aprendan un poco del mundo editorial y de los procesos de publicación y el armado de un libro.
¿Qué lo hace distinto de otros talleres literarios?
Pienso que todo taller tiene sus características propias, no hay un guion, no sé cómo trabajarán otros, pero algo diferente es sentar bases sobre el diseño editorial, conocimientos sobre la edición de un texto, y la generación de ejercicios propios para que puedan incluirlos en su proceso creativo.
Hemos tenido charlas con escritores como Francisco Morales quien por 8 años impartió el taller “Palabra de Invierno” donde los integrantes del TeLit han tenido una participación siempre activa, músicos, bailarines, actores, pintores, fotógrafos.
Además de guiarlos para escribir, involucras a tus alumnos en actividades como parte de este aprendizaje literario, como es el caso de la Kermés Literaria. ¿En qué consiste ésta y cuál es la participación de ellos?
El trabajo es muy personalizado, y la Kermés Literaria es parte de ello, a partir de sus propios conocimientos de formación profesional o de interés en ciertos temas, combinados con una pizca de esoterismo, otra de magia, y una gran parte de observación y lectura son invitados a crear una dinámica de escritura rápida, un ejercicio abierto al público donde ellos escriben, se divierten, observan y la gente se lleva una lectura personalizada, un poema, un cuento breve, escrito específicamente para la persona.
Otra actividad importante donde participan es el Encuentro de Escritores Mares de Tinta. ¿Hay un impacto importante para ellos al participar no sólo como organizadores sino como creadores?
Mares de Tinta es un recuerdo feliz. El Taller está involucrado en la logística, atención, lecturas, presencia, registro fotográfico. Un taller que es parte de la organización de un encuentro genera intercambios, establece contactos, escucha a los otros autores, se involucra de forma activa en hacer posible esta reunión de escritores de todo el estado y de otras ciudades del país.
En esta convivencia a través de la literatura nadie es más importante, ni menos importante, todos importan. La organización interna la hemos llevado entre pocos, a veces cuatro personas a veces tres.
Ante la presente contingencia, llevas el Taller en línea. ¿Cómo funciona? ¿Cuál ha sido la experiencia?
Hay que mencionar que tengo un taller para foráneos en línea desde 2014. En esta contingencia estamos trabajando en línea a través de una plataforma en video. Va bien, llevamos pocas sesiones cada quien desde casa comparte, conocimientos y escrituras. Además de los que ya participaban se sumó una persona de la Ciudad de México y una de Colombia.
¿Cuál es el futuro de TeLit?
Nadie lo sabe, pero de inmediato es seguir leyendo literatura, observando nuestro contexto histórico, creando bajo cualquier circunstancia, pensamos en hacer una recopilación de lo que estamos trabajando desde la cuarentena y hacer cuadernillos. Los que sí sé es que esperemos tener taller para más.
Calderón Ruiz es autora varios poemarios como “De los poemarios Montes de espuma sanguínea”, “Pasión y canto de Estefanía de la Luz”, “Marea de brujas”, “Del olvido y otras distancias”. En 2016 fue homenajeada en el XI Encuentro Internacional de Poesía Caracol Tijuana. Es fundadora de los Talleres de Creación Literaria Infantil Arcoiris (1987). Es directora de La Caverna Dizqueléxica. Y es diseñadora editorial del trabajo en la Revista Cultural Hispanoamericana de Los Angeles, California, junto con Mauricio Campos y Cristina Stangellini (†)