La reciente visita del presidente Andrés Manuel López Obrador fue, por decirlo de manera amable, tensa y polémica.
Desde antes de llegar a Tijuana López Obrador mandó señales de inconformidad cuando de manera displicente dijo que “No quiero que nadie vaya al aeropuerto de Tijuana” (doble negación es afirmación), debió decir Quiero que nadie vaya.
Cuando Bonilla supo que venia el presidente debió recibirlo con una ficha técnica que tuviera información positiva y no de enfrentamientos.
Porque lo que se hizo evidente con la llegada del presidente es que vino a la defensiva y con mala información.
El gobierno que encabeza Jaime Bonilla Valdez debió haberse concretado a informarle al presidente de las cosas buenas que se están haciendo o lo que se tenía planeado realizar.
Cuando AMLO “espontáneamente” paró la caravana en la Rumorosa para decir que se afectó el paisaje y la contaminación ambiental con la autorización de la instalación de ventiladores para producir energía eólica, lo hizo subir – innecesariamente – al ring político con el exgobernador José Guadalupe Osuna Millán que lo vapuleo con argumentos contundentes de que es energía limpia y que beneficia a mas de cuarenta mil familias mexicalenses; le dijo que en política es una infamia faltar a la verdad y más en estos tiempos que el País y la sociedad requieren unidad y altura de miras para salir adelante; enfatizó que a lo largo de su vida siempre ha privilegiado el respeto y el argumento por encima de intrigas y descalificaciones. Que era absolutamente falso que se encuentre ubicada en un área considerada patrimonio de la humanidad invitando al presidente a que lo demuestre, y que era falso también que la empresa haya recibido subsidio público para su operación, que era una mentira más. JGOM confrontó al presidente cuando le dijo “El hombre más informado de este País, debe saber los montos y avalarlos, no son pocos y la federación no le retribuye nada a Baja California, por esos ingresos generados, aquí, por el viento de la Rumorosa, valdría la pena que lo hicieran”.
El gobernador JBV (o su equipo cercano) en lugar de haberle preparado un campo propicio para que el presidente se luciera, “sacudió el panal y se le echaron encima las abejas”.
López Obrador visitó a un Estado que no se halla: con un empresariado inconforme que no es bien justipreciado por el gobernador, y con una sociedad partida en dos: los que cuidan de la salud y los que le creyeron al presidente de que no pasaba nada con la pandemia del COVID-19.
En el caso del Coronavirus, muchos miles de bajacalifornianos le creyeron al presidente cuando les dijo a todos los mexicanos que no le tuvieran miedo, que hicieran su vida normal, que no pasaba nada, saliendo en los medios de comunicación y en las redes sociales abrazándose con la gente – como si anduviera en campaña – invitando a todos a seguir su ejemplo.
Esta actitud de AMLO es a todas luces irresponsable. Que el presidente exponga su salud y propicie que sus simpatizantes hagan lo mismo es una barbaridad que no se ha visto en ninguna parte del mundo.
Sería catastrófico que algo le pasara al presidente. Hay que tener mucho cuidado en sus populistas giras en aerolíneas comerciales, enfermedades contagiosas y posibles atentados.
Si al presidente no le interesa exponer su vida, tiene el deber de cuidar la investidura presidencial.
En cuanto a lo económico, a pesar de todo el presidente sigue igual. Sus prioridades continúan. Le apuesta a la petrolización de la economía – que lo que más ha propiciado es el gansterismo sindical, la corrupción y el encarecimiento de la producción petrolera – sin hacer nada para combatirlo – invirtiendo en la refinería de “Dos Bocas”- para echarle más dinero al barril sin fondo – e invirtiéndole, fuera de toda lógica y prudencia financiera, al aeropuerto de “Santa Lucía” y al “Tren Maya”.
Dimes y Diretes…
Conspicuos políticos y cafetólogos comentan que debiendo estar presente el alcalde Arturo González Cruz acompañando al presidente López Obrador en su gira por Baja California – aparentemente no fue convocado o estuvo muy alejado – notándose fuertemente su ausencia…
El que anda verdaderamente encampañado en búsqueda de la candidatura a la alcaldía ensenadense – o a otro puesto – es el delegado federal en jefe de BC Jesús Alejandro Ruiz Uribe. El exdiputado local por el PRD se le fue encima al exgobernador José Guadalupe Osuna Millán acusándolo de haber votado a favor de que se le hiciera juicio político al entonces Jefe de Gobierno del Distrito Federal – hoy CDMX – Andrés Manuel López Obrador. De este malestar lo que se podría interpretar es que aparentemente él (Ruiz Uribe) fue quien le pasó al presidente la ficha técnica contra los “ventiladores” que producen energía Eólica que afectan el paisaje y la contaminación ambiental, acusándolo además (¿con pruebas?) de corrupto y bandido por el uso del agua. Independientemente de lo que Osuna Millán le responda a Ruiz Uribe, expusieron al presidente – el o quien haya sido – a un debate sin ninguna necesidad. El que acusa tiene la carga de la prueba.
¿Quién será el sabio que diga cuál de los dos contamina más: los pozos petroleros o la energía Eólica?.
Por otra parte, cobra cada día más fuerza el distanciamiento que – dicen – hay desde hace tiempo entre Bonilla y González Cruz…
En cambio, la que se vio con sonrisas sin parar – aunque cuidando la sana distancia y tirando besos de soplido – fue la alcaldesa de Mexicali Marina del Pilar Ávila Olmeda, recibiendo como reciprocidad el agrado de AMLO por su compañía.
Y ya que hablamos del alcalde tijuanense Arturo González Cruz, no cabe duda que le ganó de todas al gobernador en el caso de la atención, prevención y difusión sobre el COVID-19: el alcalde dio la cara en tiempo y en forma haciendo llamados a las familias tijuanenses para que cuidaran su salud y al mismo tiempo cerrando espacios públicos para evitar contagios tanto a los ciudadanos como al personal del Ayuntamiento…
Andrés Manuel López Obrador subió a las grandes ligas de la política al dirigente nacional de la Coparmex, Gustavo de Hoyos Walther, al que calificó como “uno que quiere ser candidato de un partido conservador” y que es “supuesto representante de empresarios”. A estas palabras hay que agregarle lo dicho por el propio AMLO antes de volar a Tijuana, que prefería que nadie fuera a recibirlo porque por ahí se lo podría encontrar. Toda la atención que le dedicó el presidente al líder empresarial lo coloca por antonomacia con la etiqueta de presidenciable…
El exregidor independiente y expresidente de la COPARMEX Tijuana, Roberto Quijano Sosa, le hizo una observación al gobernador Jaime Bonilla Valdez, diciendo que no se ordenaba un toque de queda ni suspensión de labores, aclarando que la instrucción (cuestionable desde el punto de vista legal) es que aquellas personas que se encuentren deambulando por las calles serán remitidas a sus casas.
El autor es empresario y analista.
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