Desde el año 2007, cada 18 de febrero se celebra el Día Internacional del Síndrome de Asperger. Se trata de un trastorno neurobiológico y de conducta que forma parte del especto autista (conocido como TEA), el cual fue nombrado así en honor al médico Hans Asperger (Austria, 1906 – ibidem, 1980), quien publicó la primera definición de este síndrome en 1944.
Entendido como una condición permanente, dicho trastorno se caracteriza porque las personas tienen dificultad para comunicarse convencionalmente, utilizan un lenguaje formal, además de ser altamente pragmáticos y literales. Desentendida y desatendida por muchos, esta condición, al igual que el resto de los trastornos del espectro autista, forman parte de las políticas públicas pendientes en nuestro país. Por ello, aprovecho estas líneas para reconocer la invaluable labor ciudadana, cuyas iniciativas están encaminadas a informar y orientar este tipo de situaciones.
Hablando de otros temas, hace algunas semanas realicé un sondeo a través de las redes sociales para conocer la opinión de la comunidad con respecto a los problemas viales en la localidad. Sorprendentemente, casi la mitad de los participantes optaron por la respuesta afirmativa ante la interrogante: “¿Estarías dispuesto(a) a dejar de utilizar el auto?”.
Las respuestas estuvieron acompañadas por comentarios alusivos a la necesidad de un mejor transporte público, habituarnos al “carpool” (vehículo compartido), y promover el uso de la bicicleta como una alternativa para desahogar las vialidades rebasadas por el caos, además de contribuir al cuidado del medio ambiente.
Como podemos apreciar, voluntad sí hay, lo que faltan son alternativas y, cuando las hay, las desperdiciamos. Así, recuerdo el intento por ofrecer un transporte público colectivo denominado “Ruta TeexTi”, durante el trienio de Jorge Hank Rhon. Luego, ya en el sexenio peñista, Tijuana fue beneficiada con recursos federales para el desarrollo del “Sistema Integral de Transporte de Tijuana” (SITT), programa que arrancara en el ocaso del gobierno de Jorge Astiazarán Orcí. Es lamentable que proyectos tan ambiciosos como estos hayan sido minimizados por temas de índole partidista.
Y hablando de Astiazarán, en alguna ocasión que tuve la oportunidad de charlar con él, y le reconocí en privado -como ahora lo hago en público-, su iniciativa para “despartidizar” la imagen institucional del Ayuntamiento de Tijuana, ya que desde el primer momento de su gestión eliminó todo indicio de colores propagandísticos, impulsó el uso del escudo oficial del municipio y evitó colocar la fotografía del primer edil en cada recoveco de las oficinas gubernamentales, acto que, desde mi óptica, es por demás ególatra y megalómano.
La única tarea que quedó pendiente fue la creación de un reglamento que norme el uso de la imagen institucional del gobierno municipal para evitar que se utilice como propaganda partidista permanente. Iniciativa que anhelo sea promovida por alguno de los ediles municipales, para que logren resaltar el magnífico trabajo artístico que hicieron Homero Martínez de Hoyos y Salvador Zapata en 1963, al resultar ganadores del concurso convocado por don Ildefonso Velásquez Martínez, -entonces presidente municipal de Tijuana-, a través del profesor Rubén Vizcaíno Valencia, primer titular de la Dirección de Acción Cívica y Cultural.
Como ciudadano exijo que el gobierno en sus tres niveles de gobierno se desvincule de los colores del partido político del cual emana y hago votos para que la autoridad sea plural, neutral y que se dedique a servir a toda la gente, sin verlos como electores potenciales; pugno por un Ayuntamiento sin colores.
Post Scriptum. «En política hay que conocer para actuar y hay que actuar para verdaderamente conocer”, Jesús Reyes Heroles.
* El autor cuenta con una maestría en Comunicación Estratégica y es doctorando en Derecho Electoral.
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