Los gastos medios relacionados con la maternidad en Estados Unidos se elevaron de 3,069 dólares en 2008 hasta 4,500 en 2015, según un nuevo estudio publicado en el número de enero de la revista Health Affairs elaborado por investigadores de la Universidad de Michigan. Una cifra que choca con lo que pagan las finlandesas (unos 60 dólares) o las españolas (nada); los costos los asume la sanidad pública, que se financia con los impuestos y es universal y gratuita.
El estudio analiza los casos de 675,061 mujeres que tenían seguro de salud a través de sus empleos y que dieron a luz entre 2008 y 2015 y los costos (ajustados a la inflación) en que incurrieron durante el año previo al parto, en el parto mismo y a lo largo de los tres meses posteriores.
Por los partos vaginales, las mujeres tuvieron que pagar 4,314 dólares como media en 2015 (frente a 2,910 en 2008). Mientras tanto, las cesáreas se elevaron desde los 3,364 a los 5,161 dólares. El costo medio para todos los partos en 2015 fue de 4,500 dólares.
Las razones que explican este incremento de precios, apuntan los investigadores, no se encuentran en el encarecimiento de los procedimientos o la tecnología más avanzada sino en los copagos o deducibles relacionados con el parto -las sumas que las compañías de seguros hacen pagar a los pacientes- que se incrementaron en un 7%.
De acuerdo con esta investigación, el Affordable Care Act (ACA), que requiere que los seguros de salud patrocinados por los empleadores se hagan cargo de los gastos de maternidad, no ha servido para proteger a las familias.
“Nos sorprendió saber que la gran mayoría de las mujeres pagaron por servicios críticos de salud asociados a tener un bebé”, dijo la directora de la investigación, la ginecóloga de la Universidad de Michigan Michelle Moniz. “Estos no son pequeños copagos. Los costos son enormes”.
El parto es el principal motivo para las hospitalizaciones entre las mujeres de edad reproductiva, y como señaló Moniz, los servicios de maternidad son vitales para asegurar la salud de las mamás y los recién nacidos, algo particularmente relevante si se tiene en cuenta que EEUU es el lugar más peligroso para dar a luz entre las naciones desarrolladas.
«Los costos crecientes de la maternidad que agobian a las familias son preocupantes”, señaló la experta, que indicó que con frecuencia se asocian con saltarse los cuidados que se necesitan, con los riesgos que esto supone. Esto quiere decir que, cuando las mujeres se preocupan por ahorrar gastos, pueden retrasar o perder elementos clave en su cuidado prenatal o posnatal. “Restringir los gastos de los pacientes por los costos asociados a la maternidad podría ser una oportunidad importante para mejorar la salud neonatal y maternal de las familias estadounidenses”, dijo Moniz.
Más de la mitad de las muertes relacionadas con complicaciones en el embarazo se pueden prevenir, de acuerdo con un informe que emitió el pasado mes de mayo el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), la principal autoridad sanitaria del país.
Cada año más de 50,000 mujeres en EEUU sufren complicaciones serias relacionadas con el embarazo y unas 700 mueren, según el informe de los CDC, que analiza los datos de mortalidad materna en este país y confirma cómo el retraso en los diagnósticos, los fallos a la hora de reconocer señales de alarma o la falta de acceso al sistema sanitario convierten al país en el lugar más peligroso para dar a luz entre las naciones desarrolladas.
El informe no sólo analizaba los fallos, también quién los sufre, y concluía que las mujeres negras, nativas de EEUU y nativas de Alaska tienen tres veces más posibilidades que las blancas de morir en complicaciones relacionadas con el embarazo.
La paradoja de las latinas
“Las mujeres de color tienden a tener menor acceso a atención médica de calidad que las blancas, sufren de discriminación y experimentan un mayor índice de irrespeto y abuso”, advierte un reporte de la Maternal Task Force, una comisión especializada en estudiar el problema.
Si bien muchas hispanas enfrentan obstáculos similares que las de color en el acceso, la atención médica y el trato que reciben, los índices de mortalidad materna de este grupo racial son menores: 15 por cada 100,000 en promedio.
A este fenómeno se le conoce como la ‘Latina Paradox’ (Paradoja de las Latinas) y se atribuye a la red de apoyo de familiares y amigos con la que cuentan las hispanas, aunque se ha visto que estos resultados favorables disminuyen en las hispanas de segunda y tercera generación.
“Hoy en día, una madre estadounidense tiene el 50% más probabilidades de fallecer en el parto que las que tuvo su propia madre”, dijo el doctor Neel Shah, un obstetra de la Escuela de Medicina de Harvard.
El reporte de los CDC encontró que alrededor de un tercio de las muertes por maternidad ocurrió durante el embarazo, mientras que otro tercio sucedió durante o una semana después del nacimiento, y el resto hasta un año después.
A escala mundial, la mortandad derivada de la maternidad disminuyó alrededor de 44% entre 1990 y 2015, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS). Pero Estados Unidos está fuera de sintonía. Las madres mueren en aproximadamente 17 de cada 100,000 nacimientos en el país al año, más de los 12 por cada 100,000 que se registraban hace un cuarto de siglo.