En las calles de Tijuana abundan anuncios de servicios médicos y no importa si es en inglés o en español: aquí se ofrecen Rayos X, consultas dentales o cirugías.
Y es que en los últimos meses en la ciudad fronteriza hay una ola para el llamado turismo médico, con 1.2 millones de pacientes anuales, la mayoría, provenientes de Estados Unidos.
«Hoy viene a ginecología, a programar ultrasonido, y traje al niño a pediatría» dice Cristina Montemayor.
A ella no le importa conducir más de dos horas para acudir al pediatra con su pequeño bebé: viaja desde Oceanside, en San Diego, hasta cruzar la frontera mexicana.
«La atención es muy buena, los médicos son muy amables, muy cálidos; es mucho más accesible aquí», asegura.
Los pacientes dicen que a comparación con el vecino del norte, en Tijuana ir al médico es barato y pueden ahorrar hasta un 60% en un tratamiento; todo, sin perder calidad.
«Es mucho la diferencia y también cualquier emergencia o no necesitas hacer cita, aquí lo atienden rápido», afirma Ramona García, quien también viaja desde San Diego.
Otro beneficio que destacan los usuarios es la rapidez.
«Está muy bien aquí que en Estados Unidos, porque allá para hacer una cita te la dan en un mes. Allá olvídate, allá dejan morir a los pacientes», dice María Coronel.
Pero convertirse en el gran destino turistico médico no ha sido fácil porque Tijuana también ocupa un lugar en el ranking de las ciudades más violentas del mundo.
Así, médicos y empresarios han tenido que ingeniárselas para superar la mala publicidad, ofreciendo seguridad y hasta hoteles con cama de hospital.
«Tenemos restaurantes, hoteles que se especializan en turismo médico, empresas de atención directa a las necesidades de los pacientes», dice el médico Ricardo Vega.
A pesar de los obstáculos, la oferta hospitalaria deja ganancias de hasta $1,500 millones en solo un año, y colocan a Tijuana como el nuevo paraíso médico.