En el transcurso de este 2019, la producción industrial ha marcado diferentes direcciones para las regiones del país.
Por un lado, Occidente y la frontera norte son las más dinámicas hasta el momento, y por el otro, el sur-sureste, principal apuesta del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, continúa en números rojos. También destaca que el Bajío, motor económico y fabril en la gestión de Enrique Peña Nieto, se ubica en terrenos negativos.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, la actividad industrial del país cayó 1.7% a tasa anual en los primeros ocho meses del 2019, la primera caída desde el 2013 (0.4%) y el peor resultado desde el 2009, año de la crisis económica y financiera (9.2%), para un mismo periodo de comparación.
Esta disminución de la industria nacional derivó de las variaciones negativas en centro norte (6.9%), sur-sureste (4.4%), Bajío (1.9%) y centro (0.6 por ciento).
En el centro norte, que venía con un crecimiento de 15.4% en el 2018, sólo se exhibió un aumento en Durango (2.8%), mientras los descensos se dieron en Sinaloa (0.2%), Zacatecas (7.9%) y Baja California Sur (14.6%); esta última entidad fue la segunda más dinámica en una década, detrás de Aguascalientes, debido al boom turístico que detonó al sector de la construcción, el cual se encuentra a la baja por el recorte en recursos federales.
Minería y construcción fueron los sectores que golpearon a la región, aunque destaca el incremento de Sinaloa en manufactura (4.6%, quinto lugar nacional) y en generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, suministro de agua y de gas por ductos al consumidor final (10.1%, sexta posición).
Sobresale el caso del sur-sureste, la prioridad de la administración federal, que se manifiesta en el Presupuesto de Egresos de la Federación 2020, en el Acuerdo Nacional de Inversión en Infraestructura del Sector Privado (primer paquete incluye 42 proyectos con inversiones asociadas por 137,302 millones de pesos en carreteras, puertos, aeropuertos, energía y turismo) y en el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024, en el cual se observan los tres grandes proyectos regionales: Tren Maya, Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec y la zona libre de la frontera norte del país.
Dos proyectos pertenecen al sur-sureste, sumándose la refinería de Dos Bocas y el Pacto Oaxaca.
Esta apuesta aún no se refleja en la actividad industrial, que en los primeros ocho meses del 2019 descendió 4.4% anual, producto de que únicamente incrementaron su producción Quintana Roo (2.8%) y Yucatán (0.01%); las caídas más pronunciadas se dieron en Tabasco (16.9%) y Chiapas (13.4 por ciento).
Si bien únicamente el sector de generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, suministro de agua y de gas por ductos al consumidor final fue positivo, es necesario mencionar a Guerrero con el tercer lugar en manufactura (6.2%) y segundo en minería (13.5%), así como las primeras posiciones de Quintana Roo y Yucatán en energía.
Motores apagados
Por su parte, el Bajío fue el motor económico de la gestión de Enrique Peña Nieto, ya que con un total de 31,006.0 millones de dólares en atracción de Inversión Extranjera Directa entre el 2013 y el 2018, registró un incremento de 103.3%, en comparación con los 15,250.5 millones que se presentaron en el periodo 2007-2012, por lo cual se posicionó como líder regional en este indicador, según cifras de la Secretaría de Economía.
Además, en dicho lapso, el Indicador Trimestral de la Actividad Económica Estatal manifiesta que el Bajío mostró el mayor dinamismo económico, con una tasa promedio anual de 4.5 por ciento.
No obstante, entre enero y agosto de este año, la actividad industrial decreció 1.9%, debido a que solamente Querétaro aumentó, pero con una variación menor a 1%; construcción y minería, los talones de Aquiles. Las expectativas se centran en el impulso que daría la Alianza Centro-Bajío-Occidente (plataforma de desarrollo económico).
Asimismo, el centro del país disminuyó 0.6% su producción fabril porque aún resiente las tasas negativas en el Estado de México (7.3%) y Puebla (0.5%), entidades con un gran peso en la manufactura nacional, la cual todavía muestra debilidad. Morelos y Tlaxcala incrementaron su actividad.
Las excepciones
La frontera norte ya percibe los beneficios del programa de la zona libre (IVA a 8%, ISR a 20%, aumento al doble del salario mínimo y homologación de precios del combustible), además de la ubicación cercana con Estados Unidos, que inició el primero de enero del 2019. Por ende, su producción industrial ascendió 3.1% anual en los primeros ocho meses del año.
Todos los estados de esta región obtuvieron variaciones positivas, destacando Chihuahua (6.6%), con el tercer lugar en territorio mexicano. La manufactura de exportación es el principal sector de la frontera norte.
Por último, el crecimiento industrial de 3.6% de Occidente, el mayor del país, fue producto de la primera posición nacional de Colima (13.6%), así como del incremento de Jalisco (0.4%), la cuarta economía más grande de la República Mexicana.
En esta región se gesta el Acuerdo Estratégico Colima-Michoacán, plataforma logística del Pacífico mexicano, con el objetivo de potencializar los puertos de Manzanillo y Lázaro Cárdenas.