La evaluación abordó principalmente temas laborales, educativos y políticos en los cuales resaltó los años que faltan para terminar con la brecha entre los derechos de las mujeres y los hombres en el mundo.
Las regiones con peores condiciones son el este de Asia y el Pacífico, en el que se calcula que, con el trabajo actual, tardarán 163 años en resolver esta problemática, mientras que en Canadá y Estados Unidos este problema se superará en aproximadamente 151 años.
El oeste de Europa y América Latina junto con el Caribe son las regiones mejor evaluadas, en ellas se calcula que en 54 y 59 años respectivamente las mujeres podrán colocarse en una posición de igualdad con los hombres de su región.
En lo que respecta a la educación los datos de niñas y niños en las primarias no son tan distantes, con un 88 y 91% respectivamente y con un promedio de 66% en nivel secundaria para ambos sexos.
En lo que respecta a la educación superior actualmente más mujeres se encuentran inscritas, el 41% continúan con este nivel educativo, mientras que sólo el 36 por ciento de los hombres siguen con este proceso.
Dentro de la evaluación global se calcula que las mujeres tienen un ingreso equivalente a 11,500 dólares anuales en contraste con el de los hombres quienes gozan de un sueldo anual de 21,500 dólares en promedio.
En el mundo sólo 36% de los puestos directivos son ocupados por personas del sexo femenino, mientras que sólo el 14% de las empresas son de una mujer, sin importar el tamaño ni la capacidad del negocio.
En cuestiones políticas sólo el 47% de los países han tenido mandatarias y sólo 25 de cada 100 parlamentarios en el mundo son mujeres.
En esta evaluación también se muestra que aproximadamente un tercio de la población femenina ha sufrido violencia física, incluida la sexual por parte de su pareja sentimental.
El estudio destaca la falta de legislaciones dirigidas al beneficio de la mitad de la población global. Dentro de las nuevas reformas se deberán considerar los roles femeninos que hasta ahora se han mantenido, como los cuidados familiares o las tareas domésticas, que hasta el momento implican trabajo gratuito o mal remunerado.
Además recuerda la importancia de tomar en cuenta a las nuevas generaciones para generar programas que les permitan elegir un estilo de vida por lo que desean y no por lo que les es impuesto socialmente.
Además de ser necesaria una cuarta revolución industrial que atienda a los campos laborales en los que las mujeres puedan integrarse sin sentirse agredidas o excluidas.