Hace más de 200 años, la familia Riedel descubrió que la mejor manera de apreciar un vino es en una copa sin adornos, lisa, de cristal delgado y transparente. En la creación de las copas se siguió el principio de diseño del Bauhaus: “la forma sigue a la función”. Así es que las copas se idearon de forma elegante y funcional, y para darle el lugar protagónico al vino.
Sus diseños están creados específicamente para descubrir las cualidades de los vinos y licores, como la copa Riedel Vinum Tempranillo, creada para resaltar las características de la uva insignia de la DOCa Rioja. Su diseño logra involucrar todos los sentidos, mediante el diseño alto y generoso de su cáliz, de manera que los aromas queden atrapados y se descubran en nariz, mientras que en su borde estrecho se resaltan los sabores y da final elegante.
Riedel se ha convertido en el instrumento para apreciar las cualidades verdaderas y sin distorsionar de los vinos. Cuando se bebe en ellas por primera vez, la sorpresa se hace presente, porque tienen la cualidad de hacer que inclusive el agua tenga una sensación diferente en boca, y mientras más expertos nos volvemos, más oportunidades se tienen para que la nariz se familiarice con el gran abanico de aromas que nos espera en cada copa.
Riedel reúne la belleza y la funcionalidad en una perfección incomparable. A través de catas en todo el mundo con los mejores vinos de diferentes regiones, miles de personas hemos descubierto cómo la forma de la copa mejora y enaltece la experiencia de beber vino. A través de los años y con base en profundas investigaciones, el diseño y el material de sus copas han hecho relucir la expresión de los componentes que le dan el sabor y aroma a los vinos.
Maximilian Riedel encabeza la 11va generación de la dinastía, y al igual que su padre, Georg Riedel, se ha dedicado a promover un enfoque completamente nuevo hacia las copas de vino a escala global. El amor y la pasión hacia el vino de esta familia, junto con sus diseños inigualables, han convertido a su cristalería en la favorita de los sommeliers, enólogos y amantes del vino. Los críticos más especializados en vinos, como los de Robert Paker y Michel Bettane, son fieles seguidores del efecto que las copas y vasos Riedel producen en los sentidos.
El impacto de esta fina cristalería no se limita sólo al mundo vinícola, sino que abarca también el arte. La copa O que Maximilian diseñó y lanzó en 2004, ha recibido elogios de parte del Museo de Arte Moderno MoMA de San Francisco, y del Corning Museum of Glass, y la revista Time se ha referido a Riedel como la familia que ha contribuido más al deleite de los amantes del vino durante los últimos 50 años, teniendo un impacto mayor que el de cualquier familia de enólogos.
Al igual que sus antepasados, Maximiliam es un hombre decidido y sin miedo a enfrentar nuevos retos, y con la mirada puesta en un solo objetivo: el éxito. Entre sus proyectos está el de desarrollar vasos para bebidas como café y determinados tipos de tés, pues la elegancia de los diseños y la capacidad de entender la esencia de cada bebida, hace que las posibilidades sean infinitas.
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