Último martes de noviembre, ya está por extinguirse el año; prueba de que el tiempo no perdona y a diario nos llama a cuentas frente al espejo. Por eso, es imprescindible aprovechar todo momento al máximo, así que hablemos de política.
Recientemente realicé un recorrido por las instalaciones de la aduana en Tijuana junto con mis alumnos universitarios, y debo confesar que me sorprendí al atestiguar la enorme inversión que el gobierno federal hizo, tanto en infraestructura como en tecnología. Pocos nos enteramos de ello la mayoría lo hicimos de manera fortuita, pero como lo dijo el expresidente Peña Nieto en su momento: “Lo bueno casi no se cuenta, pero cuenta mucho”. ¡Ya será para la otra!
Hablando de quimeras, en la capital del país se llevó a cabo el desfile conmemorativo del 20 de Noviembre, la cual, según el presidente López: “es una fecha importantísima para México. La primera revolución social del mundo… un desfile para recordar que la Revolución se hizo a caballo y en ferrocarril. Y va a ser de ferrocarriles y caballos; todos los caballos que se tengan…nunca se han visto tantos caballos como los que se van a ver en el desfile”.
Y así fue, “muchos caballos, muchos”, vagones, militares, actores y escenificaciones, casi tantas como los equinos, pero sin descuidar el rumbo que el presidente quería: realzar su cuarta transformación. Aunque para ello, contribuyera al mezquino juicio de una historia tergiversada. Cabe destacar que no me opongo a los ideales de libertad, justicia y democracia del movimiento antirreeleccionista, sino a la distorsión de los hechos.
Lo “curioso” es que el presidente pretendía vanagloriar a los personajes revolucionarios (creados por el ideario colectivo) que -aparentemente- luchaban por defender y proteger los derechos de los campesinos vestidos con calzón de manta a inicio del siglo XX; mientras, los hombres de campo de hoy eran cercados por la autoridad para evitar que empañaran su bien montada obra de teatro. Por cierto, llama poderosamente mi atención que, aunque AMLO crítica puntillosamente los hábitos “fifís” de sus antecesores, innecesariamente continúa haciéndose acompañar por su esposa en actos oficiales. ¿A poco hay excepciones?
En Baja California está por “estrenarse” la nueva dirigencia local del partido más antiguo de México, se trata de la fórmula integrada por Carlos Jiménez Ruiz y Guadalupe “Lupita” Gutiérrez Fregoso, presidente y secretaria general electos del PRI estatal, respectivamente. Ambos personajes son bien conocidos, dentro y fuera de dicho instituto político, derivado de su activa participación desde la trinchera ciudadana.
Hay que observar que, aun sin tomar las riendas oficialmente, esta inquieta dupla ha comenzado a recorrer el estado para retomar la agenda interna a la brevedad posible. En su encuentro con la comunidad príista, el reclamo y la inconformidad se han hecho presentes, sin embargo, es de reconocer que el tijuanense y la mexicalense han “aguantado vara”, dejando en claro que su primera meta es escuchar a sus correligionarios. Del fuego, cenizas quedaron; y de las cenizas, el Ave Fénix alzó su vuelo. ¿Será?
Post Scriptum. “Renaceré, como el Ave Fénix, regresaré; para vivir de nuevo el esplendor”, Raphael (1992).
* El autor cuenta con una Maestría en Comunicación Estratégica y es doctorando en Derecho Electoral.
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