Entre julio y mediados de octubre de 2019 la producción de gasolina en las seis refinerías de petróleos mexicanos cayó un 37.5 por ciento, al pasar de 264 mil barriles diarios a sólo 165 mil, según datos de la Secretaría de Energía del Gobierno de México, citados por Noé Cruz Serrano en El Universal.
Por esta razón, entre septiembre y mediados de octubre, se importaron 75 mil barriles diarios de gasolina regular y Premium, según la misma fuente.
La razón de la reducción en la refinación local se debe en parte a la caída en el nivel de procesamiento, especialmente por petróleo muy pesado.
La producción nacional de gasolina para no vender petróleo crudo y luego impórtalo, ha sido una añeja aspiración histórica de los mexicanos y gobiernos. Es hoy, una de las principales promesas de campaña del presidente de México, que sinceramente no se ve por donde la vaya a cumplir. A la fecha, no ha cumplido con bajar el precio de la gasolina, ni cumplirá.
Pero al margen de valoraciones ajenas a las razones técnicas, México se ha tardado en impulsar la adopción de otras fuentes de energía. Existen en nuestro país la hidroeléctrica, que mayoritariamente nos abastece electricidad a partir de grandes presas en ríos. Tenemos también la termoeléctrica, con mayores costos que la citada anteriormente por usar combustible para generar vapor. Aunado a las anteriores, el gas natural subproducto de la extracción petrolera.
Contamos con carbón mineral, en el norte del país, cada vez con mayores objeciones por su alto grado de contaminación. También existen la energía hidráulica, la geotérmica, la proveniente del viento o eólica y las bioenergías como la del metano, obtenido de la biodigestión de residuos orgánicos o, la proveniente de pellets y carbones vegetales de bosques renovables como los de bambú.
Pero la más importante, menospreciada y abandonada hasta ahora, es la energía solar. Una fuente energética que es de gran importancia para la reacción química de la vida, la fotosíntesis. La síntesis de azúcares y otros compuestos químicos por las plantas, a partir de nutrientes del suelo, agua y energía solar.
Para fines prácticos, la mitad de la energía solar es luminosa, es la que vemos. La otra mitad es térmica, son rayos solares que al contacto con superficies oscuras se convierten en calor. Según estudios divulgados, nuestro país cuenta con un promedio de 180 mil calorías por centímetro cuadrado por año (5.5 Kwh/m2), mientras que en regiones como Europa este valor varía entre 90 mil y 120 mil calorías. Podemos decir que nuestra riqueza natural de energía es el doble de la que tiene el continente europeo.
Para el 2018 se estimó que el 20 por ciento de las energías generadas en el país provenía de fuentes renovables. Las metas nacionales de uso de la energía solar están planteadas, en forma muy ambiciosa, para alcanzar el 35 por ciento de toda la energía generada en 2024, 37.5 por ciento al 2030 y 50 por ciento al 2050.
Hay avances importantes en los últimos años, la energía solar puede ser, sobre las otras fuentes, la de mayor potencial para reducir costos y mejorar la productividad de los diferentes sectores productivos.
Actualmente, si algo ha asfixiado las finanzas de los municipios en la prestación de servicios públicos es el pago de energía para el bombeo de agua potable y, lo que ha limitado el tratamiento de aguas residuales, es el costo de sistemas tradicionales a base de electricidad. El pago de energía eléctrica para el bombeo de agua para riego es limitativo para los agricultores y eleva significativamente sus costos de producción.
En el costo de elaboración de la tortilla, alimento de primera necesidad para los mexicanos más pobres, el 34 por ciento es maíz y un 32 por ciento es gas con el que se hace el nixtamal. Pero los recibos de consumo eléctrico en los hogares tampoco han bajado. En todos estos casos, la energía solar es una gran opción para mejorar la economía.
Dotar de agua potable a Xacxamayo, comunidad del municipio de Puebla, sólo fue posible cuando se identificó un manantial en los límites con Huehuetlán el Grande y se condujo el agua con bombeo solar, dos estaciones de rebombeo, a lo largo de 7 km.
La adopción de energía solar en México requiere de la formación de recursos humanos especializados, de jóvenes líderes formados a través de estancias cortas en países avanzados como China, Japón, Alemania, Estados Unidos y Australia. Requiere de una política clara del Gobierno Federal empecinado en otras opciones y, por tanto, necesita de programas de fomento y estímulo para que la población y los sectores productivos puedan acceder a ésta.
En Puebla, una de las entidades más importantes de México, más de 8 mil tortillerías requieren bajar costos en electricidad y consumo de gas, lo mismo que más de 3 mil 500 unidades de riego requieren de reducir erogaciones en bombeo. Las familias necesitan pagar menos en electricidad de los hogares y pueden hacerlo usando paneles y calentadores solares.
Para ser congruentes con lo dicho, ya estamos trabajando.
Este lunes 11 de noviembre, voy a proponer en la Cámara de Diputados que este recinto y el de la Cámara de Senadores, sean Proyectos Piloto de adopción de paneles solares y captación de agua de lluvia para el consumo interno y ejemplo para México.