Hay de declaraciones aberrantes a declaraciones aberrantes. Pero Francisco Garduño, el Comisionado del INAMI, se llevó la vaca. “Eso es un aviso para toda la migración transcontinental: de que así sean de Marte los vamos a mandar, hasta la India, hasta Camerún, hasta el Africa… El costo es muy alto, pero el costo político y el costo de tenerlos en nuestro país con el problema con Estados Unidos y el problema de la migración en el sur…no es posible mantenerlos aquí… No es posible ver compañeros o humanos de la raza negra con esa conducta en contra de los agentes migratorios, de los agentes de la Guardia Nacional, de los agentes que trabajan en migración, lanzándoles botellas, siendo rehén en nuestro propio país de ese tipo de migración” (Reforma, 22 de octubre, p 2).
En cualquier país normal, un comentario tan descaradamente racista implicaría un cese fulminante, ni siquiera la renuncia. En un país expulsor de migrantes, como ha sido México desde el siglo 19, y que lo sigue siendo, debiera recibir además del despido, una sanción. Pero en un país donde la concentración de fuerzas dedicadas a cazar migrantes —autorizados o no ¿de cuándo acá aceptamos la distinción norteamericana para los nuestros?— impide ganar la batalla de Culiacán, es absolutamente increíble. Cuando la semana pasada plantee aquí la posibilidad de que el despliegue de tropas al servicio de la guerra de Trump contra la migración centroamericana podría desembocar en mayor violencia en México, parecía una hipótesis descabellada.
Esto afirmó Azam Ahmed, el corresponsal de The New York Times, a propósito de la batalla de Culiacán este fin de semana, sobre la Guardia Nacional: “En meses recientes, la nueva fuerza se ha adentrado incómodamente y de manera inesperada en otra misión: responder a la presión de Donald Trump. Su tarea consiste sobre todo en patrullar las fronteras y capturar a migrantes en tránsito por México hacia Estados Unidos. Esta tarea ha desviado a esas fuerzas hacia otros objetivos, además de la seguridad pública, lo cual ha dejado a algunas regiones con menores recursos.” Entonces el gobierno de López Obrador monta operativos catastróficos, sin fuerza viva, que se dedica a otros menesteres, pero ese gobierno sí deporta a todos los que se presenten, “aunque vinieran de Marte”, porque los de “raza negra” se portan mal. Chido.