No hay solución universal para el cuidado de la salud. La fantasía burocrática de que una gran institución cubra todo no tiene sentido práctico. Hay distintos grados y formas de atención.
0. El grado cero de la restauración de la salud es que no haga falta. La vida sana tiene buenos hábitos. El cuerpo tiene sus propias defensas. Millones de personas tienen buena salud sin médicos ni medicinas.
1. El grado uno es atenderse a sí mismo y a la familia con remedios caseros, empezando por el autodiagnóstico y la decisión de consultar o no a un médico, y de cuál especialidad.
Hay que mejorar la automedicación, en vez de criticarla. David Werner, que fue médico rural en Sinaloa y publicó Donde no hay doctor. Una guía para los campesinos que viven lejos de centros médicos, tomó en serio los remedios caseros. Su libro circula en 80 idiomas (gratis en la web).
También hay (o debería haber): Videos muy claros sobre primeros auxilios, que pasen por televisión y puedan descargarse en un celular. Sistemas expertos consultables en la web a partir de los síntomas. Un índice de las páginas médicas de la Wikipedia. Y, desde luego, MedlinePlus en español (https://medlineplus.gov/spanish), visitadísima.
2. El grado dos es la consulta gratuita por teléfono. Es un servicio público en algunos países. Requiere centros de llamadas atendidos por pasantes de medicina, bajo la supervisión de médicos. En las comunidades rurales, una campesina entrenada como enfermera y dotada de un teléfono satelital puede hacer la consulta y transmitir imágenes del paciente.
3. El grado tres es la visita médica de puerta en puerta, en zonas pobres de concentración urbana (vecindades, edificios). Vacunar, atender a las personas que no pueden salir, por su edad o incapacidad, y de paso a toda la familia, puede ser un gran servicio público. En Campeche, Doctor en Bicicleta es un servicio de voluntarios en poblados rurales.
4. El consultorio médico de honorarios bajísimos anexo a algunas farmacias es un servicio público independiente, de los que hacen falta más. Por ejemplo: una cadena de laboratorios de diagnóstico clínico a precios muy bajos.
5. En las grandes ciudades, la Cruz Roja acude al lugar de los accidentes, enfrentando demoras de tráfico. Una ambulancia en motocicleta llegaría antes, anticipándose a la principal. Hay servicios privados a domicilio de este tipo, que venden suscripciones.
6. Los seguros médicos privados no tienen hospitales, se limitan a reembolsar los gastos de hospitalización. Pero el Instituto Mexicano del Seguro Social tiene hospitales, clínicas, consultorios, guarderías, farmacias, pensiones, velatorios, tiendas, centros vacacionales y teatros. Ahora se habla de que tenga también una distribuidora de fármacos. Ocupa a más de 400 mil personas.
Sus consultas gratuitas son costosísimas en tiempo perdido. Tanto, que muchos derechohabientes de escasos recursos prefieren consultar a un médico privado. Sus medicamentos los entrega a cuentagotas y haciendo dar vueltas y vueltas. Su atención hospitalaria es mejor… si la da. Muchos pacientes graves o a punto de dar a luz son rechazados o atendidos en los pasillos, por falta de camas.
Para no depender de tan mal servicio, se han creado seguros aparte para los empleados públicos, para las fuerzas armadas, para el personal de Petróleos Mexicanos, para los gobiernos de los estados. También hay dispensarios médicos y hospitales de la Secretaría de Salud para el resto de la población, sin cubrirla toda. También, servicios privados para el personal de las grandes empresas. La Iglesia tiene dispensarios gratuitos. Significativamente, llegan muchos derechohabientes del IMSS.
El problema del IMSS es su gigantismo. No se resolvería si fuera una empresa privada del mismo tamaño. Hay que reducir su escala radicalmente. Por ejemplo: repartiéndolo entre los gobiernos de los estados. Éstos deberían dar también los servicios médicos gratuitos para zonas marginadas del IMSS Bienestar.
7. El Seguro Popular, de cuotas bajas, aunque servicios restringidos, está abierto a todos los que quieran inscribirse. Es una bendición para la población no asalariada, excluida del IMSS y los otros seguros para asalariados. Ha tenido una demanda extraordinaria. Millones se han inscrito voluntariamente. Pero carga con un defecto de origen: fue creado en un sexenio panista. Ya el presidente anunció su desaparición, seguramente para crear algo mejor.