En Tulum convergen historia, cultura y una increíble belleza natural. La serenidad de sus playas y de su ambiente, han cautivado a miles de personas de todo el mundo, que viajan a este destino para conocer el verdadero paraíso en la tierra. Aquí, rodeado de la exuberante vegetación y teniendo al océano como horizonte, Casa Malca se convierte en nuestro segundo hogar, un refugio de lujo donde nos miman con sus atenciones, diseño, arte y gastronomía.
La belleza del hotel se acompaña de los sonidos del mar y de la brisa que refresca la piel, mezclando la belleza selvática con el lujo más exquisito. La colección de arte contemporáneo de su fundador, Lio Malca, está distribuida en todos los espacios, por lo que además de ser un hotel es una galería de arte en la que podemos convivir con las piezas sin limitaciones en todas las habitaciones, corredores y áreas comunes.
Al igual que todo el hotel, su gastronomía es una obra de arte. Sus restaurantes Philosophy y Ambrosía están inspirados en nombres de la cultura griega. Tiene un ambiente romántico con las vistas más hermosas al mar, su menú se basa en el uso de ingredientes locales y recetas creadas con base en los conocimientos heredados de los habitantes de la zona. Durante el desayuno, disfrutamos de panes caseros y desayunos preparados a nuestro gusto, y en las comidas, el aroma de las pizzas al horno y del pescado fresco nos enamora.
En el restaurante Ambrosia, las especialidades asiáticas se integran con el ambiente casual de la decoración, en el que se utilizaron las maderas recicladas utilizadas en la remodelación de Casa Malca. En Grill se especializan en cortes finos de carne, pescas del día y mariscos frescos que se preparan a la parrilla, todo con vistas al mar. Los mejores postres y panes se hornean al día en la Repostería y Panadería, mientras que en el Bar de la Casa Principal saboreamos jugos naturales, smoothies y deliciosos cócteles durante el día.
El hotel es un refugio aislado del ruido y de las distracciones de la vida cotidiana, sumergido entre las copas de los árboles y el revoloteo de cientos de aves. Durante las noches, el cielo nos cubren con el brillo de cientos de estrellas que podemos ver sin la interferencia de las luces de la ciudad.
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