La Comisión Nacional de Hidrocarburos de México ha comenzado a medir los costes sociales y medioambientales de su producción petrolera conforme a los nuevos estándares de la ONU con el fin de optimizar el sector, informó la comisionada de este organismo, Alba América Porres.
«Se examina desde un punto de vista ambiental si hay zonas de salvaguarda o comunidades indígenas, si hay agua o qué barreras pueden existir para el desarrollo del proyecto», subrayó la experta, quien esta semana presentó los primeros resultados de esas mediciones en una reunión auspiciada por la Comisión Económica de Naciones Unidas para Europa (UNECE) en Ginebra.
El método se aplica desde hace un año como proyecto piloto en nueve bloques petrolíferos tanto terrestres como marinos, en los que México usa una nueva clasificación de Naciones Unidas para la energía fósil y los recursos y reservas minerales.
«Somos de los primeros países que estamos haciendo este tipo de pruebas», señaló Porres, quien detalló que el propósito ya no sólo es tener la producción de un yacimiento en barriles, sino también conocer el impacto que causa en el entorno natural y en las comunidades aledañas.
Agregó que la nueva metodología no responde en principio a planes de reducir la producción petrolífera de México (una de las principales potencias del sector), ya que pese al desarrollo de las renovables «la principal fuente de energía en los próximos años todavía van a ser las energías fósiles».
«Sin descuidar desde luego otro tipo de energías, la principal fuente en México y en el mundo son las fósiles, y por eso estamos centrando esta prueba piloto en los hidrocarburos», explicó.
Sobre los vaivenes del mercado global del crudo, actualmente afectado por las sanciones a Irán y la situación política en Venezuela, dos de las mayores reservas del mundo, Porres afirmó que «México se ha adaptado a través del tiempo» y seguirá ajustando su producción, probablemente al alza.