El tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) es una apuesta mucho más alta y audaz de los tres socios que hace 25 años activaron una alianza valuada hoy en 600 mil millones de dólares, y que podría escalar hasta un trillón de dólares en cinco años más.
“Es demasiado lo que está en juego entre los tres países” con el T-MEC, apunta en entrevista telefónica con Notimex el representante del Partido Republicano en México, Larry Rubin.
Este hombre de negocios estadunidense y mexicano, bien conocido en las esferas gubernamentales de los dos países, descarta que el T-MEC, suscrito en noviembre pasado por los gobiernos de los tres países en Argentina, pudiera descarrilar antes de ingresar a sus respectivos congresos para su ratificación.
Rubin está convencido de que el tratado estará en vigencia plena en enero del 2020, cuando –vaticina- el comercio se disparará de los 600 mil millones de dólares de hoy en día a un trillón de dólares en un periodo de cinco años.
“Es un monto histórico”, apuntó Rubin sobre las cifras comerciales que se prevé deriven del nuevo esquema comercial trilateral que reemplazará al Tratado de Libre Comercio Norteamericano (TLCAN), inaugurado por los tres países en enero de 1994.
Lo que viene para el T-Mec, dijo Rubin, es el proceso de aprobación legislativa en México, Estados Unidos y Canadá, una vez que el acuerdo fue firmado por Enrique Peña Nieto, Donald Trump y Justin Trudeau antes del inicio de la cumbre del G20 en Argentina.
Según fuentes oficiales estadunidenses, el Congreso de ese país iniciará sus deliberaciones sobre el acuerdo comercial tripartito el próximo jueves.
Sobre los riesgos que aún deberá sortear antes de su vigencia plena y ante voces escépticas en torno al futuro comercial de Norteamérica, Rubin dijo que hay “confianza total” en que “sea una realidad en el 2020” y que la pemisa básica del optimismo “es que a los tres países les conviene su puesta en marcha”.
Abona en tal sentido que en su visita más reciente a Caléxico, frontera con México, el presidente Trump reconoció que la colaboración entre Estados Unidos y México es “muy positiva”, dijo Rubin, expresidente de la Cámara de Comercio americana.
Además, recordó, desde sus tiempos de campaña por la Presidencia de Estados Unidos, Trump comentó como un hecho “importante” el T-MEC, que él mismo firmó en Argentina junto con sus contrapartes de México y Canadá. Es cierto que como es común en todo tipo de decisiones, “hay quienes lo favorecen más y otras voces que tiene objeciones,” dijo Rubin, quien preside la junta directiva de American Society.
«Está totalmente descartado” un fracaso legislativo, ratificó. Insistió en que aun cuando muchos bordan dudas sobre la futura ratificación del T-MEC, en estos momentos se percibe una “mayor suavidad” hacia su ratificación legislativa.
Descartó incluso que los demócratas, con la lideresa Nancy Pelosi a la cabeza, pudieran prestarse a “juegos político-electorales” para impedir el avance e instrumentación del acuerdo, que catapultará el comercio de 600 mil millones de dólares a “un trillón de dólares en cinco años”, cifra que consideró “histórica”.
La señora Pelosi y sus partidarios “favorecerán el T-MEC”, anticipó Rubin, quien desestimó igualmente que los temas de índole laboral que han argumentado los demócratas en contra de la ratificación legislativa pudieran sabotearlo.
De hecho, dijo, ya hubo una incorporación de las fuerzas laborales al acuerdo y el alza salarial sólo constituye “una pequeña porción” en la producción de autos. “Así que es un hecho que los ajustes laborales ya se pactaron en el T-MEC”, indicó.
Rubin, al insistir que “no se ven contratiempos” para que Pelosi y los demócratas rechacen el T-MEC o busquen “pretextos” para obstaculizar al gobierno, sostuvo que se trata de un esquema que abre “oportunidades” para los tres países. Dijo que hace unos días se reunió con el subsecretario Jesús Seade –negociador del T-MEC con la representación del gobierno de López Obrador- y Francisco Cervantes, de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin) y que ambos mostraron una “gran proactividad” para las adecuaciones del tratado comercial.
En consecuencia, expuso, el proceso “va avanzando bien”, pese a los momentos electorales “más agudos” de Estados Unidos. Ni siquiera Canadá, apuntó, que está a pocos meses de concurrir a las urnas para decidir el futuro político del primer ministro Trudeau, “usará el T-MEC para fines electorales”.