En póker los buenos jugadores saben reconocer el bluf de sus oponentes, o sea, identifican cuando sus cartas no son buenas pero tratan de mostrar que lo son.
Alguien decía que AMLO es buen jugador de ajedrez y no es buen jugador de póker, pero al parecer sabe reconocer cuando su oponente esta blofeando, como recién sucedió con Vicente Fox.
Una de las promesas de campaña, tal vez la más sentida y cuyo cumplimiento mejor fue recibido, fue quitarle la pensión a los ex presidentes y retirarles el aparato de seguridad que se acompañaba de vehículos blindados, esa protección le costaba una fortuna al país.
Mientras que algunos ex presidentes se resignaron a entrar al mundo de los mortales, dónde si quieres protección especial tienes que pagarla de tu bolsillo, Vicente Fox no ha cesado de bramar porque según él no tiene para vivir y requiere protección. ¿Por qué necesita guardia militar? ¿A qué o quién le teme?
Vayamos por partes. Fox entró al gobierno con sus empresas quebradas y salió con las empresas boyantes, su rancho pasó de condición miserable a rancho con lago, hotel, restaurante, centro de estudios y muchas mejoras que seguramente se hicieron con fondos públicos. Sus hijos adoptivos terminaron el gobierno en la opulencia. O sea que aprovechó los seis años, más los que había aprovechado como gobernador de Guanajuato para enriquecerse escandalosamente. Pero miserablemente no quiso soltar nada y brinco para que no se le retirará la pensión.
Al contrario de lo que han hecho los ex presidentes ha sido muy activo, lo cuál es bueno, solamente que no aporta ideas, lo de él son los ataques, las calumnias y las noticias falsas.
La última fue su denuncia de que un comando había tratado de entrar a su rancho.
¿Por qué el comando no entró al rancho? ¿Quién lo detuvo?
La prensa descubrió muy rápido que no hubo comando, que dos guardias al parecer de unos novios trataron de entrar y se fueron. Fox mintió una vez más para forzar al gobierno a que le instalara de nuevo una guardia militar, la que por lo menos dista mucho de tener la dimensión del pasado. Le asignaron ocho soldados.
AMLO respondió ante el bluf y le asignó la guardia. Calderón oportunistamente utilizó la mentira de Fox y reclamó seguridad, AMLO también le asignó guardia militar.
Ahora que se descubrió la mentira ¿qué harán el par de fantoches?
No dejarán ir la guardia, pero se desnudaron perdiendo la poca, muy poca, credibilidad que les quedaba.
La guardia que tiene el presidente López Obrador es muy discreta, sale solo de Palacio Nacional, se mezcla con el pueblo y no pasa nada. En realidad se cumple aquello de que “el que nada debe nada teme”.
¿Será que Fox y Calderón tienen fuertes deudas? ¿Hay en el país gente tan molesta con ellos que están dispuestos amatarlos? Que los denuncien y que las autoridades policíacas actúen. Una democracia no puede tolerar asesinos potenciales que amenazan a ciudadanos, hayan sido ex presidentes o no.
Mientras sus deudas de honor y moral son enormes, en el país no hay quien los quiera ver muertos, si así fuera hace tiempo los hubieran matado. Es tan pobre su auto estima que requieren cubrirse con señales de poder y fuerza para que la gente los siga pensando superiores.
Son ínfimos, no solamente por su condición moral, sino también por su condición política, que los tiene aislados y sin influencia en la esfera nacional. El periódico español El País dice que Fox da lástima.
Queda sin embargo un tema sensible. Que Fox haya sido pescado en el bluf demuestra lo bajo que ha caído, y aunque mentir tiene una consecuencia moral, especialmente fuerte para los religiosos como éstos dos pillos, queda una dimensión política.
La mentira del bufón Fox fue en contra del gobierno y su consecuencia es que está provocando un nuevo gasto. El gobierno deberá actuar contra el mentiroso. No es tolerable que la sociedad pague para que su fantochería se vea satisfecha y que tengamos que ponerle militares para que su autoestima se agrande, mejor que siga tomando prozac, esa nos sale más barata y hace menos daño.