El 15 de septiembre de 1821, la Capitanía de Guatemala -integrada por Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica-, signó el Acta de Independencia de América Central. Ese mismo año, México consumó su independencia y adoptó la monarquía como sistema de gobierno; cuatro meses después de su independencia, la Capitanía decidió anexarse al Primer Imperio Mexicano, un romance que subsistió hasta 1823, cuando se consolidó la República Federal del Centroamérica.
Desde entonces, México ha mantenido una sana relación diplomática con los gobiernos de dichos países, quienes actualmente atraviesan por una considerable crisis de violencia, inseguridad y pobreza, pues, de acuerdo con información proporcionada por El Colegio de la Frontera Norte (COLEF), Honduras y El Salvador destacan entre los cinco países más violentos a nivel global. Conforme a cifras oficiales, alrededor de 200 mil centroamericanos ingresaron a México en 2017, de ellos, 50 mil son hondureños.
En consecuencia, el 18 de octubre pasado más de siete mil personas comenzaron su éxodo hacia la frontera mexicana con el firme propósito de presentar su solicitud de asilo ante las autoridades estadounidenses. Sin embargo, México, Haití, Honduras, El Salvador y Guatemala son los países que registran el mayor porcentaje de rechazo al asilo político.
Las autoridades de todos los niveles deben asumir mayores responsabilidades ante esta situación tan atípica, pero también es importante considerar la participación de los representantes diplomáticos de dichas naciones, quienes juegan un rol determinante. Por fortuna, el actual Gobierno Federal solicitó la intervención de la ONU para que, siendo el organismo que aglutina a casi todos los países del mundo, funja como gestor imparcial y promotor de la paz.
Quienes deberán asumir una actitud más proactiva es el aun senador Jaime Bonilla, presidente de la Comisión de Asuntos Fronterizos y Migración, así como el próximo titular del INAMI, Tonatiuh Guillén. Más que por tratarse de funcionarios federales, por ser bajacalifornianos, y, particularmente Bonilla, por ser el futuro representante presidencial en el estado, además de que su estrecha relación con López Obrador, le permitirá ser un canal de comunicación “franco y sincero”.
Lo lamentable, además de las expresiones xenofóbicas, es que el muro entre México y Estados Unidos -tan ansiado por el presidente Trump-, se colocó en territorio nacional y por manos mexicanas. Ironías de la vida.
A manera de colofón: la celebración del inicio de la Revolución mexicana el 20 de Noviembre es una fecha simbólica, ya que el 20 de noviembre de 1910 sólo unos cuantos atendieron el llamado que hiciera Francisco I. Madero por medio del Plan de San Luis, el cual fue redactado por cuatro autores en San Antonio, Texas. Uno de ellos fue Enrique Bordes Mangel (Guanajuato, 1886), un político, abogado y periodista, quien vivió los últimos años de su vida en Tijuana y, al fallecer en 1935, fue sepultado en el Panteón No. 1 de esta ciudad fronteriza.
Post Scriptum.- “He designado la noche del domingo 20 del entrante noviembre, para que…todas las poblaciones de la República se levanten en armas”, Francisco I. Madero.
* El autor es consultor político, catedrático y editor.
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