“Yo quiero lo que tú tienes” “Que injustica, tú eres más rico, más famoso, más importante, etc.…” Las personas envidiosas no son originales, ya que la envida es un sentimiento con una tradición milenaria. Esta emoción exagera las carencias propias, comparándolas con la fantasía de abundancia de los ajenos.
El envidioso siente que tiene menos y los otros tienen más o son mejores. Por esta razón, la persona que envidia justifica su deseo de ser y vivir como las demás personas y en algunos casos, quisiera que los otros no tuviesen más, a pesar de que lo que quiere, ni siquiera lo necesita.
El acto de envidiar provoca insatisfacción, comparación y queja continua. Envenena la visión, cubriendo la realidad con una capa de neblina negativa y amarga. La persona envidiosa, se dedica a ver, desear y criticar a los demás, codiciando y maldiciendo todo lo que a ellos les falta.
La envida es una emoción real, negarla o evadirla solo la engrandece y empodera.
El antídoto más sano para combatir este sentimiento toxico, es el reconocer, aceptar y saber apreciar lo que uno es y tiene; saber que nadie tiene el poder de hacerte sentir envida, ese es un sentimiento propio. Solo la persona que siente envida, tiene la capacidad de liberarse y soltar su ambición maléfica.
Es importante también que la persona que envida aprenda a estar contenta por lo que tienen los demás. Cada individuo tiene lo que necesita para desarrollar y pulir su carácter. Nadie sabe la realidad de las carencias de los demás.
Ser agradecido, bondadoso y vivir en el presente son virtudes que ayudan a enfocar la mente para disminuir el enojo y quitar el berrinche que uno merece más de lo que tiene.
Si se llega a utilizar a la envida como un motor para superarse, trabajar, estudiar, prepararse más, o bien, para salir en busca de lo que se ve en otros y le gustaría tener, entonces la envida es un estímulo positivo. Pero si la envida corroe, amarga, paraliza y crea malestar, entonces la envida termina matando el alma y pudre toda relación que toque.
La raíz de la envida viene la creencia que uno merece todo. Un pensamiento ególatra, que insinúa que la vida le debe a uno y que por lo tanto… lo puede todo. Como consecuencia, el envidioso también es una persona ambiciosa e insaciable que vive enojada con el mundo. El budismo considera a los envidiosos personas ignorantes con grandes apegos materiales, por lo que son personas incapaces de valorar su propia vida. Todo lo que tienen se les hace poco y malo.
La envida y los celos son sentimientos semejantes que roban la paz emocional, crean malestar y angustia. Hay que aprender a quererse a uno mismo. Hay que reconocer que la vida es buena y abundante para poder soltar ese sentir que mata al alma.
La receta
Soltando la envidia
Ingredientes
- Aceptación – entender, reconocer y apreciar la realidad sin comparaciones.
- Gratitud – agradecer y valorar todo lo que se tiene.
- Actitud positiva – buena disposición, encontrar lo bueno, ser generoso.
- Valor – fortaleza para aceptar las limitaciones y trabajar en las debilidades
- Determinación – actitud de trabajo, disciplina y deseo de ser mejor
Afirmación Positiva:
Tengo lo que necesito para vivir. Si quiero algo más, puedo trabajar para conseguirlo. Agradezco lo que tengo, aunque a veces sienta no es lo que quisiera. Extiendo mi felicidad por lo que tienen los demás. Vivo en armonía con el universo y sé que, aunque hay veces que deseo más de lo que tengo, entiendo que hay una razón poderosa que desconozco por lo que suceden las cosas. Desear más no es malo, siempre que me haga buscar, aprender y superarme para vivir como me gustaría.
Como dejar ir la envida:
- Vive con tus propios parámetros, no te compares con nadie. Tu responsabilidad es la de alcanzar tus logros, validando tus talentos y tus virtudes. No necesitarás nada de lo que otros tienen para que tú seas feliz.
- Tú puedes brillar y tener una buena vida porque tienes lo que necesitas. Aprende a ver y a valorar lo que tienes, recuerda que tú tienes la capacidad para desarrollar tus sueños. No critiques y hables en negativo, se un magneto de cosas buenas.
- Un actitud positiva, confiada y agradecida ubica la perspectiva correcta para vivir en plenitud. Tener confianza y fe, reconociendo que la vida es buena, ayuda y fortalece a la persona que siente que no tiene lo que desea.
La envidia no es buena, envenena el alma y la termina destruyéndola.
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