Todos nos hemos preguntado alguna vez por qué México se escribe con x y no con j. La razón tiene su origen en la historia de la llegada de los españoles al territorio americano.
Lo primero que hay que decir es que México es una palabra de raíz náhuatl que significa “Lugar en el ombligo de la Luna” y, en esa lengua, se pronunciaba como /meshíko/. Ese sonido /sh/, presente en el náhuatl, no forma parte de los sonidos del español actual. Sin embargo,sí formaba parte en la época de la llegada de los españoles .
Entre el siglo XVI (1500) y el XVII (1600), que son los años por los que llegaron los primeros invasores españoles al continente, hubo en el idioma castellano un proceso fonético llamado “reajuste de las sibilantes“. Se trató de una transformación paulatina de algunos sonidos en otros.
Antes existían seis pares de sonidos que más tarde disminuyeron a tres. El par que nos importa para esta historia es el de las “fricativas prepalatales” (que se pronunciaban haciendo pasar el aire con una fricción entre la lengua recargada en el paladar).
A su vez, estos sonidos se dividían en sordos (/sh/), como el que está presente en palabras del inglés como show; y en sonoros (/ʒ/), como el que está presente en palabras del francés como je o jeune. Estos sonidos se representaban con las letras x o j (o g ante las vocales e, i la mayoría de las veces).
Dentro del grupo de los sonidos sordos, había palabras como dixo (hoy dijo) o traxo (hoy trajo) que se pronunciaban [dísho] y [trásho]. Dentro del grupo de los sonidos sonoros, estaban palabras como fijo [fíʒo] (hoy hijo) o mujer [muʒér] (hoy mujer).
Ambos tipos de sonidos se fundieron en uno solo, cuya producción en la boca se recorrió hacia atrás: en vez de producirse con el paso del aire con la lengua en el paladar, se produjo en el nacimiento de la lengua. Así se formó el sonido /j/ (como en la palabra jitomate). Y, por su origen, ese nuevo sonido se pudo representar con las letras x, j (o g, ante e o i la mayoría de las veces).
Por esta razón, hasta principios del siglo XIX era común encontrar palabras que hoy escribimos con j, escritas con x. Por ejemplo, embaxador (hoy embajador), exemplo (hoy ejemplo), crucifixo (hoy crucifijo). En algunos nombres de persona, esto puede verse, por ejemplo Ximena (que hoy se pronuncia /jiména/) o Xavier (que hoy se pronuncia /javiér/).
La palabra México ya era parte del español cuando ocurrieron todos estos cambios y, de pronunciar /meshíko/, pasamos a decir /méjico/ porque la grafía x comenzó a representar el sonido /j/. Eso explica que en algunas regiones de España, se escribe Méjico; sin embargo, la x es una forma de recordar y mantener viva la raíz indígena del nombre del país.
(Con información de la Nueva ortografía de la lengua española, RAE, 20109