El ajolote es una de las especies endémicas de México que están en peligro de extinción desde 2006, pues en la década de los 70, en Xochimilco se introdujeron carpas y tilapias para generar proyectos acuícolas, pero ello invadió el ecosistema de estos anfibios que terminaron por perecer poco a poco.
De acuerdo con el último censo de la Universidad Nacional Autónoma de México, en 2014 había 36 ejemplares por kilómetro cuadrado cuando en 1998 había seis mil. Pero, ¿qué hace tan especial a esta especie que incluso se han iniciado programas para rescatarlo?
Para empezar, es un símbolo nacional de la cultura prehispánica ya que es la representación del Xólotl o Axólotl, quien se negó a ser sacrificado para poner en movimiento el Quinto Sol. Escapó de sus hermanos y se convirtió primero en planta de maíz, luego en un maguey y, finalmente, en un ajolote.
Otra buena razón para no dejarlo morir son sus propiedades curativas, si bien muchas personas en el pasado lo cazaban por esto, con un control de investigación, podría traer grandes avances a la medicina.
¿Por qué? Este animalito puede regenerar su cola y patas con todo y huesitos en caso de que pierda las originales; pero también puede reparar los daños en ciertos órganos, tales como corazón, médula espinal y cerebro; por lo que conocer su funcionamiento es de vital importancia para la ciencia
Aunado a lo anterior, está que el ajolote rara vez desarrolla tumores y ello es un punto muy importante para tratar el cáncer.
Seguimos con la medicina, esta especie se mantiene por siempre joven, no quiere decir que sea inmortal, pero mantiene sus características larvarias o de bebé, lo que, además de permitirle vivir toda su existencia en el agua, le da un plus al momento de conocer los procesos antienvejecimiento y degenerativos.
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No podemos dejar de presumir que el ajolote es todo un modelo de investigación, pues su piel también es transparente –bajo la luz-, lo cual le da la ventaja de poder observar el proceso celular y de todos sus organismos. Y, si no te convence, tal vez con decirte que tiene 32 mil millones de pares de bases de ADN, 10 veces más que un humano, sea suficiente.
Y, si son tan maravillosos, ¿por qué se extinguen? Además de que los cazaban para comérselos y destruir su hábitat natural; estos animalitos son muy sensibles a los contaminantes, los ochos cuernitos que tienen en su cabeza, son sus branquias, lo que les da la ventaja de pasar más tiempo bajo el agua y hacer el intercambio de gases más rápido, pero, estas rutas también son un transporte para los contaminantes del ambiente a los que no está acostumbrado su cuerpo y mueren.
Lo anterior tiene que ver con que los lugares donde viven, generalmente, son descuidados por el ser humano y arrojan basura y desechos sin ton ni son, al final, es tanta la contaminación, que los ajolotes se acaban poco a poco.
El que no haya más ejemplares, también tiene que ver con que se reproduzcan sólo una vez al año entre noviembre y enero; cada hembra, puede poner de 500 a mil 200 huevecillos.
La buena noticia, es que pueden vivir en cautiverio entre 15 y 30 años.
Así que, es muy importante salvar al ajolote, también conocido como “monstruo acuático”, porque se trata simplemente de uno de los animales más fascinantes de México y todo el mundo.