El paisaje se asoma por la puerta de mi casita en Silencio Lodge en Costa Rica y se llena del rumor del viento, del canto de los pájaros, del aroma de las flores y del café recién hecho.
El hotel es tranquilo, sereno y silencioso, con magnifico servicio, muy al estilo Tico, pleno de sonrisas y amabilidad.
El Silencio Lodge & Spa está situado en un valle de la cordillera volcánica central de Costa Rica y cuenta con 200 hectáreas privadas de reserva forestal tropical que incluye tres cascadas hermosas y varios senderos por los cuales nos perdimos durante horas gozando el rumor de los ríos y los tonos verdes que nos regalaba el paisaje.
El restaurante Los Ventanales sirve platos locales elaborados con ingredientes frescos y cuenta con un invernadero orgánico privado, donde se cultivan la mayor parte de las especias y verduras utilizadas.
Puntuales, estrictos con ellos mismos, apegados a los procesos, amantes de la profesionalización en todos los niveles, los Ticos se han ganado un lugar privilegiado en el mundo de la hotelería y en Silencio Lodge aman lo que hacen, cuidan al detalle lo que hacen, evangelizan sobre lo que hacen, y fundamentalmente saben lo que hacen.
El viaje es placer y el placer se presenta íntimamente asociado a nuestra naturaleza. El propio Aristóteles afirmaba que el hombre está hecho de tal manera que lo agradable le parece bueno, y lo penoso le parece malo.
Placer en griego se dice ‘hedoné’ y de ahí viene la palabra hedonista…buscador de placer.
Hemos encontrado el placer en Silencio Lodge, platicando con el personal, desgustando los platillos, disfrutando nuestro jacuzzi personal y pasando horas de contemplación, con el sol casi dormido cayendo en diagonal y con la luz apenas escurriendo por las montaña expresando serenidad y ofreciendo dialogo con la naturaleza.
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