Una de las críticas válidas que se le hizo a parte del equipo de campaña del Frente fue que constante e inútilmente comparábamos a López Obrador con Luis Echeverría. Muy pocos mexicanos, se nos decía, saben hoy quien fue LEA, y mucho menos si fue buen o mal presidente. Es probable que el reclamo haya sido justo; sólo gente de mi edad o mayor, por ejemplo, recuerda al Echeverría del 68, del 10 de junio, del golpe contra el Excelsior de Julio Scherer, de los interminables discursos y viajes por el Tercer Mundo. Pero poco se discutió si la comparación era acertada o no, con independencia de su pertinencia en una campaña.
Ayer AMLO anunció la creación de SEGALMEX, Seguridad Alimentaria Mexicana, fusionando Diconsa y Liconsa, y en la visión de algunos, reinventando la Compañía Nacional de Subsistencias Populares o CONASUPO. Esta fue creada en 1962 con el propósito de comprar, almacenar, regular y entregar granos y despensas, sobre todo maíz, a la población de menores recursos en el país. Otros no ven equivalencia entre SEGALMEX y CONASUPO, que ya eviscerada, desaparece en 1999 por decisión de Ernesto Zedillo. La nueva institución, si se limita a realizar las tareas antes encomendadas a Liconsa y Diconsa, ni se acercaría a la inmensidad de las funciones de la instancia creada por López Mateos, en la época de oro del llamado desarrollo estabilizador, que tanto admira López Obrador.
Por si las raíces echeverristas del proyecto de SEGALMEX no fueran suficientemente evidentes, AMLO recurrió a uno de sus primeros jefes para conducir el nuevo organismo. Ignacio Ovalle dirigió lo que se llamó el INI-COPLAMAR en el sexenio de López Portillo; AMLO trabajaba en la delegación del INI en Tabasco. Antes, Ovalle había sido secretario particular y privado de Echeverría en Gobernación y en la Presidencia. Después lo nombró subsecretario de la Presidencia, y al final del sexenio, titular del ramo. Junto con Fausto Zapata, finado; Juan José Bremer, hasta hace poco embajador de México en Cuba, y Porfirio Muñoz Ledo, quien probablemente le coloque la banda presidencial a AMLO el primero de diciembre, Ovalle fue uno de los llamados niños héroes de Echeverría.
Durante el sexenio de Miguel de la Madrid fue nombrado Embajador de México en Argentina. Allí recibió el apodo de Ovalle Motors, ya que compró con franquicia diplomática cinco Mercedes-Benz del modelo ultralujo, que guardó en el garaje de la residencia oficial mientras despachaba en Buenos Aires, hasta que los vendiera antes de regresar a México. Después de una siguiente misión diplomática en Cuba, fue “rescatado” por el gobierno de Carlos Salinas, quien lo designó director de… CONASUPO, la institución a la que no se parece SEGALMEX… En 1991 renunció o fue renunciado de ese cargo, según algunas versiones de prensa de aquella época, debido a la entrega masiva y descarada de los llamados “tortivales” a millones de personas de escasos ingresos en las zonas marginadas del país.
¿Qué van a hacer SEGALMEX y Ovalle? ¿Reconstruir la CONASUPO? ¿Lo mismo que Liconsa y Diconsa, con otro nombre? ¿Algo nuevo, más moderno, eficiente, económico y despolitizado? Empezaremos a saberlo con el Presupuesto de Egresos de la Federación, que pronto deberá enviar el equipo de AMLO, junto con la Ley de Ingresos, al Congreso. Hagan sus apuestas.