Este fin de semana termina el mundial de fútbol, el evento más esperado y visto en televisión en el mundo, con más de 3 mil millones de personas como audiencia. Y es que el mundial de fútbol es más que una competencia deportiva. Es sin duda el reflejo de las sociedades mundiales enfrentándose dentro y fuera de la cancha. Es un microcosmos de culturas que deja entrever el carácter de las naciones, su educación, institucionalidad, y tipo de liderazgo. Es por eso que se repiten patrones de partidos, campeones usuales y tendencias predecibles (si bien alguna sorpresa siempre se cuela).
Aquí algunas de las características de México que se asoman cada vez que jugamos un mundial:
- Falta de continuidad institucional: En México no hay firmeza institucional. Las instituciones cambian con cada presidente de nombre, logotipo y objetivos. Este es el caso de programas sociales, banca de desarrollo, y secretarías. Esto hace que no haya planes de infraestructura y política pública de largo plazo, lo cual impacta en nuestro crecimiento económico como país que no se renueva.
- En la selección: De igual forma, México le apuesta a procesos de selecciones nacionales de un técnico por mundial; sin dar continuidad a procesos, y dando poca oportunidad a que generaciones exitosas de jóvenes se incorporen a la selección mayor (como los que ganaron el mundial sub-17 en 2011). El no tener continuidad, impacta en un estancamiento estructural, que se refleja en el hecho de que México ostente el récord de más participaciones en mundiales sin ganar alguno (16), y se presente como uno de los equipos más “viejos”, con 28.6 años de Edad.
- Falta de educación para trascender: México es uno de los países que más emprendedores tiene. Contamos con casi 5 millones de PYMES, y una cantidad de empresas nuevas que supera al promedio del mundo. No obstante, el potencial nunca se transforma en trascendencia. Tenemos pocas patentes, nulas salidas a bolsa, y poquísimas marcas mexicanas internacionales. No damos el paso de ser emprendedores a empresarios internacionales consolidados.
- En la selección: México siempre empieza los mundiales con una fuerza impresionante. La estadística nos dice que México sólo ha tenido 3 derrotas en sus últimos 20 juegos en la fase de grupos. Así, los comienzos siempre son prometedores. No obstante, llevamos 7 mundiales sin pasar al quinto partido, y eso nos coloca como la selección más perdedora de todos los tiempos, con 27 partidos perdidos en total. Así, tenemos un enorme potencial, que termina en decepción y falta de trascendencia.
- Memoria cortoplacista: México en terrenos políticos, económicos y sociales, comete una y otra vez los mismos errores. Funcionarios que alguna vez nos hicieron daño, vuelven al poder en partidos distintos; nunca consolidamos una política industrial para evitar depender del dólar y el comercio con Estados Unidos; y toleramos repetidamente vivir en una sociedad informal, polarizada y clasista.
- En la selección: México mantiene una directiva deportiva que no le apuesta a transformaciones de fondo, mantiene vicios deportivos y directivos, no invierte en desarrollar talento joven, y depende de su mediocre fútbol local primordialmente. Así, repetimos el error de no hacer cambios de fondo en la federación que nos estancan. Sin embargo, parece que lo olvidamos en cada mundial, donde volvemos a creer engañados que puede haber un buen resultado con una mala planeación.
Es así que el mundial es un reflejo de culturas, de sociedades, de países. Ahí radica su singularidad y belleza.