La “psicología de masas” es la rama de la psicología que estudia el comportamiento de los grupos colectivos. Se encarga de investigar cómo los individuos se contagian de la conducta de los demás y se limitan a repetirla sin cuestionamientos. Una persona que forma parte de una masa deja de ser independiente y se subordina al grupo al que pertenece.
Bajo esta premisa podemos analizar algunos comportamientos interesantes en la sociedad mexicana a propósito de las elecciones:
- Reconciliación de AMLO con el inconsciente colectivo de los mexicanos: Ahora que la clase empresarial mexicana asume y se resigna a una aparente victoria de AMLO, se ha dado un fenómeno de conciliación discursiva y mediática que pareciera decirnos: “Andrés Manuel no es tan malo como parece”. En este contexto, han aparecido notas del candidato de Morena dando visto bueno al NAICM, añadiendo neoliberales y economistas a su gabinete como Guillermo Ortiz (noticia que resultó ser falsa), y hasta notas que lo relacionan en pactos con el PRI. Es decir que, sin cuestionarse, medios prestigiados difundieron noticias falsas con el afán de relacionar a AMLO con el PRI, con la clase empresarial mexicana, y con tecnócratas y economistas reconocidos. Pareciera un intento inconsciente de decir, “todos tranquilos, sí va a ganar, pero la cosa no cambiará demasiado”. No obstante, como individuos de razonamiento individual tendríamos que asimilar que la conciliación de intereses no será tal, y que al concretarse la victoria de AMLO, debemos esperar ciertamente un México muy diferente. Esperemos que para bien.
- Resignación sobre espiral descendente de la economía: La clase empresarial mexicana, al igual que grandes fondos, instituciones financieras y líderes de opinión; han generado un comportamiento de masas de contagio resignándose al supuesto de que una victoria de la izquierda traerá inestabilidad. Como tal, nos encontramos en un México con niveles bajos de consumo (descendió la inflación), con un dólar que se fortalece día a día, y con un “hold” de inversiones que marca a la baja la inversión fija bruta. Así, se “corre la voz” del peligro inminente, haciendo que los hacedores de mercado detengan su consumo, compren dólares y sean cautelosos con inversiones. Es esta misma dinámica de masas la que mueve el mercado realmente, gane o no gane AMLO.
Tenemos por lo tanto que darnos cuenta de que finalmente las encuestas y movimientos de mercado que anticipan y “descuentan” los efectos de las elecciones en la economía, no son en realidad datos duros y tendencias claras, sino predisposiciones que surgen de un pánico de masas que impulsan volatilidad en el mercado y moldean la opinión pública colectiva. Así, nosotros mismos fortalecemos las posturas mediáticas masivas al ser parte de una masa automatizada.
Lo que nos resta hacer por lo tanto, es hacer una reflexión profunda para salir a votar (y decidir libremente por quién). Hay que votar para lograr un congreso balanceado y mostrar que la participación ciudadana importa. Hay que salir de la masa y recobrar la individualidad.