El Gobierno de Estados Unidos inició el pasado martes la sustitución de la valla fronteriza construida a principios de los años noventa entre San Diego (EE.UU.) y Tijuana (México), lo que amenaza las casas de tres familias mexicanas que viven pegadas a la frontera, según constató Efe.
Los trabajos, contratados a una empresa tejana con recursos aprobados por la Administración del ya expresidente estadounidense Barack Obama, comenzaron a la altura del aeropuerto de Tijuana con la retirada de los primeros 50 metros de valla.
Con motivo de la renovación de la valla fronteriza, tres familias mexicanas que ampliaron sus viviendas hasta pegarlas a la verja deberán demoler sus casas o, de lo contrario, se encargarán de ello las autoridades mexicanas.
La valla que está siendo retirada fue armada con secciones de plataformas metálicas utilizadas durante la guerra del Golfo e instalada en los años 90, y por lustros sirvió de muro a expresiones de rechazo a la política migratoria estadounidense.
En el operativo llevado a cabo hasta ahora fueron retiradas las cruces de madera colocadas por activistas para recordar los miles de migrantes fallecidos en su travesía hasta Estados Unidos.
El pasado septiembre, el Departamento de Seguridad Interna de Estados Unidos pidió hacer lo necesario para que se despeje el terreno aledaño a la valla.
Por otra parte, el Gobierno municipal de Tijuana notificó a los vecinos, hace aproximadamente un mes, la obligación de desalojar la zona invadida.
Conforme al decreto presidencial que desde 1943 regula el funcionamiento de la zona aledaña al límite, de cada lado debe quedar libre una franja de aproximadamente 20 metros de ancho, que ha de funcionar como área de servicio, y en ella no puede existir ningún tipo de estructura fija o permanente.