Este siglo XXI, nos ha traído un cambio de paradigmas en relación con las formas de ejercer y aplicar la Política en diferentes partes del Mundo. Ya que mientras existen extremismos cada vez más radicales en cuanto a la falta de tolerancia hacia el otro, considerándolo como diferente por sus elecciones o prácticas personales, también podemos percibir una serie de cuestionamientos que afloran de nuevo en la aldea global como peligrosos; no solo ante las minorías, sino frente a todo tipo de diversidad y donde se abandera la religión detrás de éste tipo de exclusiones, consideradas por algunos como normales y hasta aceptables, dentro de diversas sociedades sumamente conservadoras a lo interno, pero no a lo externo de sus políticas de Estado.
El viejo Mundo en la actualidad lucha por tratar de reconciliarse con su pasado, a pesar de estar viviendo un conflictivo presente, a la espera de no repetir los mismos errores ante su futuro, aunque la lucha es cruenta y la esperanza escasea; pero aun así, todavía algunos no pierden la perspectiva en el sentido de que es primordial, la concreción de acuerdos políticos de carácter mundial, debido a que si no se realizan pensando en todos los habitantes de éste Planeta, pronto no habrá humanidad que proteger, ni tampoco medio ambiente que preservar para las futuras generaciones.
Porque el hecho de podernos reconocer como multiétnicos y pluriculturales, es un paso mayúsculo para las diferentes sociedades, en cuanto a la aceptación y respeto de las diferencias que constituyen a toda la raza humana. Pero además, debe servirnos de base para comprender que por ello mismo, las diversas manifestaciones personales están incluidas, dentro de ésta pluralidad de caracteres que constituyen a toda la Humanidad.
Así, ésta diversidad de personas debe aprender a respetar al otro y a toda su historia de vida; la cual, no puede perderse y menos sustituirse por otra, ya que debe predominar una Política Mundial en aras del bien común, frente a cada uno de nosotros a sabiendas que nos cobija no solo el mismo cielo, sino también la misma raza, solo que con características múltiples dentro de la diversidad de sociedades y culturas a priori.
Por ello, una relectura de las coyunturas histórico-sociales actuales es sumamente necesaria y urgente. Pero no para uniformar a todas las sociedades hacia una expresión homogénea de pensamiento que es a lo que aspiran algunos; sino más bien, hacia un diálogo respetuoso de las diferentes colectividades de ciudadanos que constituyen y generan parte de la vida, dentro de éste orbe en pro del desarrollo del mismo.
Entonces, seamos visionarios y críticos ante el devenir del Ser Humano y permitamos que cada uno, practique su heterogeneidad, más allá de lo que consideramos como única forma de vivir nuestra vida o la ajena, respetando los Derechos Humanos de todas y todos sin exclusión alguna…