A Fernando Caccia, que lo vio primero.
Me he vuelto demasiado sensible a las transgresiones de otros, sobre todo viales; veo en ellas la conducta raíz que, elevada a otros planos, explica el desprecio, casi endémico, por la ley. En mi visión (hiperbólica, sin duda) los inicios de un capo o de un político sin escrúpulos están en ese primer semáforo rojo que cruzaron impunemente o la primera vez que sobornaron a un policía. Quien no respeta un ordenamiento menor, eventualmente no respetará una ordenanza constitucional. Con el tiempo se llama cultura de ilegalidad y se anida como pariente incómodo.
Según Espirales Dinámicas (ED), modelo multidisciplinario de transformación cultural, así como en un organismo hay células con genes, en todo grupo social hay unidades de conciencia llamados vMemes. Vemos el mundo de diferente manera porque tenemos diferente nivel de conciencia. Es como estar sintonizados en diferente frecuencia. El que haya mexicanos que respetan la ley y otros que no, implica que tienen diferente nivel de conciencia sobre el mundo, su contexto y ellos mismos. De ahí que unos sean más sensibles a temas como respetar una «simple» señal vial.
ED tipifica 8 niveles de conciencia o modelos mentales que dependen del valor que se practica (nuestra sociedad, tristemente, valora la transa, entre muchos otros valores). Estos niveles están mapeados en una espiral de modo que las personas y la sociedad en conjunto se mueven (avanzan o retroceden) dinámicamente. Por eso hay sociedades con distintos códigos culturales (comportamientos) y empresas con distinta cultura organizacional. Detrás de las conductas están los sistemas. ED funciona con un individuo, una familia, una junta de 10 personas, una empresa o un país en su conjunto.
Esta teoría sistémica, que no trata sobre tipos de personas, sino tipos de pensamiento (ergo de actitud), podría ser la llave para encauzar la reforma cultural que necesitamos, no aquella que haga más culto al pueblo sino aquella que le haga consciente de su comportamiento e induzca conductas positivas sin necesidad de amenazas y castigos. El uso de ED permitió a Sudáfrica combatir el Apartheid.
Roberto Bonilla es discípulo de uno de los padres de ED y me compartió su visión sobre la comunicación inicial de los candidatos a la Presidencia. La sociedad en México, comenta, está concentrada en los primeros 3 niveles de la espiral: 1º Supervivencia, impulsividad biológica; 2º Seguridad, lugar amenazante, cuidémonos entre todos; 3º Poder, jungla donde gana el más fuerte, explotación y sometimiento. En el 4º nivel se habla por primera vez de Estado de Derecho, respeto a la ley, ciudadanos voluntariamente subordinados a un orden superior y buscando el bien común; el 5º nivel es el empresarial, estratégico, tecnológico. No veo, dice Roberto, propuestas sintonizadas más allá del 5º nivel de pensamiento.
AMLO y sus propuestas de reintegrar Los Pinos a Chapultepec, vender el avión presidencial, cancelar el nuevo aeropuerto, conectan con el 2º nivel que es gregario y tribal; atrae y conecta con muchos mexicanos. Margarita con su discurso de valores y Meade con el de trayectoria limpia, le hablan al 4º nivel (que valora): vida ejemplar, orden, propósito, certidumbre, castigar el mal, conceptos que no entienden o no valoran los 3 niveles previos. Anaya está en el 5º nivel, le habla a una élite, mexicanos que viven realidades diferentes (tecnología de información, inteligencia artificial, robótica, etcétera) a las de la mayoría de la población que está lejos de entender «Hackatón». Apunta Bonilla: cuando el mensaje está a dos o más niveles de distancia es difícil de comprender, Anaya es quien tiene el mensaje más alejado.
La política no va a cambiar el sistema social (la cultura) del mexicano, es al revés, la política emana de la cultura. El cambio no está en el siguiente Presidente, nunca ha estado, el cambio está en la sociedad, en que sea capaz de avanzar hacia un mayor nivel de conciencia. De una mejor sociedad saldrá un mejor Presidente. Aunque el mejor trabajo de comunicación es hasta ahora de AMLO, no entiende que la corrupción es cultural; para él, la cola mueve al perro.
No hay, que yo sepa, un objetivo de transformación cultural en las propuestas de los candidatos. Quien lo entienda podría ser el estadista que buscamos.
@eduardo_caccia