El Día de la Tierra se celebra desde 1970 en Estados Unidos. Para ese entonces, en plena época de la conciencia ambiental y social como tópicos latentes, veinte millones de personas salieron a las calles a limpiar y a hacer rallys, entre otras actividades. También ayudó a crear conciencia sobre el daño que el ser humano estaba generando en el medio ambiente y en Estados Unidos se crearon varias leyes e iniciativas para prevenir desastres y conservarlo. En 1990 se hizo internacional y para 2009 fue rebautizado como el Día de la Madre Tierra. Pero más allá de lo institucional, la organización que comanda este día espera que sea algo mejor que un día mundial de calendario. Y sus esfuerzos en eso son notables.
De hecho, para comienzos de siglo, 5 mil grupos ambientales en 184 países comenzaron a usar el poder de las redes sociales y activistas para hacer un rally mulitudinario en Washington y para ir de pueblo en pueblo en Gabón enseñando sobre la energía limpia. Diez años después, a pesar del escepticismo, la fecha se mantenía relevante, llevando a 250 mil personas a un Rally del Clima, donde se introdujo otra iniciativa (Un Billón de Actos de Verde) que buscaba plantar árboles a nivel global y que comprometió a 22 mil compañeros en 192 países, según Earth Day Network. Esto le ha convertido en el evento secular más grande del mundo y eso sí, es más que sembrar plantas simbólicas y hacer dibujos. De hecho, la organización trabaja en conjunto con otras y lidera iniciativas que han seguido varios movimientos para educar y mostrar que hay mucho por hacer.
“El Día de la Tierra es una oportunidad valiosa para visibilizar los problemas que hoy afectan a nuestro planeta, y el mejor momento para actuar. Consideramos fundamental que existan herramientas que le permitan a la gente crear y sumar su apoyo a causas en la
defensa del ambiente que consideren importantes para sus comunidades. De esta manera, Hagamos Eco (nuestra campaña) busca empoderar a la ciudadanía y que se generen cambios positivos en materia de preservación ambiental”, explicó a Metro Gonzalo Strano, coordinador de campañas de Greenpeace para la plataforma Hagamos Eco (hagamoseco.org).
Y es que los desafíos son grandes. Este año, el tema del Día de la Tierra es la polución plástica y el problema para muchos no es tan grave, aunque si supieran que hay 6,3 billones de toneladas de plástico en el planeta y que hay 150 millones de estas en el océano, se lo pensarían. Y más aún si supieran que los animales que se comen tienen partículas plásticas, así como todo lo que les rodea. Y precisamente, con campañas, organizaciones y acciones es que buscan concientizar a la gente sobre el problema. Greenpeace, por ejemplo, tiene en Latinoamérica la plataforma Hagamos Eco para que los ciudadanos mismos denuncien y busquen soluciones a los problemas ambientales. También tienen campañas en Europa por la contaminación de plástico en el océano, forma parte del movimiento global Break Free From Plastic, en el que cientos de ONGs de todo el mundo trabajan por un futuro libre de contaminación por plásticos, fomenta medidas basadas en la economía circular y también procura la eliminación del abandono de envases y garantiza su correcto reciclado, así como usar otras alternativas con el uso de los mismos.
No es fácil. De hecho, el plástico que hay en los océanos equivale al peso de 800 Torres Eiffel (el peso de 14.85 aviones Airbus A3080) y cada segundo más de 200 kilos de basura van al océano. Los productos de belleza e higiene personal que también tienen microplásticos llegan al océano y en el futuro cercano –es decir, en dos años– el ritmo de producción de plásticos habrá aumentado un 900% con respecto a niveles de 1980, para llegar a más de 500 millones de toneladas anuales.
Y precisamente, en esto es lo que trabajan los organizadores del Día de la Tierra (Earth Day Network), que para 2020 quiere plantar 7.8 billones de árboles, pero que para este año quiere visibilizar un problema que ya está llegando a la vida cotidiana de muchos. Y en esto la fecha sigue siendo más relevante que nunca.