No me acuerdo dónde leí la reseña, pero el libro me interesó. Lo compré e inmediatamente lo comencé a leer. Me pareció fascinante, pero llegó un momento que se volvió repetitivo y un tanto cursi. Lo abandoné después de leer el 62%. De la parte que sí leí recupero los horrores de la odiosa Border Patrol de Estados Unidos, encargada de vigilar la frontera de ese país con México.
El libro se titula The Line Becomes a River. Dispatches From the Border. Su autor es Francisco Cantú, estadunidense de origen mexicano. A los 23 años, después de estudiar en la universidad, decidió entrar a la Patrulla Fronteriza para tener una experiencia vivencial de lo que realmente es la frontera, una de las pasiones de su vida. Su madre, quien trabajaba como guardabosques, le dijo que estaba loco. Cantú, sin embargo, siguió adelante con su experimento porque la “frontera estaba en su sangre”.
Para fortuna de los que desconocemos el tema, Cantú escribió este libro sobre los años en que fue policía fronterizo. Un horror. Como bien dice el autor, la Border Patrol en realidad es una fuerza paramilitar. No es gratuito que muchos de sus miembros sean exmilitares, quienes buscan un empleo después de haber servido en las Fuerzas Armadas de Estados Unidos. La mitad de los agentes son hispanos, que hablan perfectamente español, varios de ellos residentes de ciudades fronterizas. “Mucha de esta gente se une a la Patrulla Fronteriza, no para oprimir a otros, sino por lo que representa en materia de servicio, estabilidad y seguridad financiera”.
Su trabajo consiste en cazar a la gente que trata de entrar sin documentos a Estados Unidos. En las últimas décadas, ese país ha construido un muro fronterizo con México en los lugares donde antes era fácil pasarse. Además, hoy existen muchos más agentes policiacos, con armamento más potente y tecnologías más sofisticadas para evitar los cruces. Esto ha generado que, por un lado, los inmigrantes traten de cruzarse por lugares más inhóspitos, donde no hay muros o barreras, sobre todo en las partes desérticas y, por el otro, que el crimen organizado mexicano se haya metido en el negocio de los polleros: con el mayor riesgo, pueden cobrar más dinero a la gente, lo cual ha hecho que sea muy rentable el “negocio” de los cruces. La combinación de lugares inhóspitos y crimen organizado ha producido un incremento exponencial en la violencia fronteriza.
No obstante, mexicanos y centroamericanos siguen intentándolo por la falta de oportunidades económicas en sus países. Cantú cuenta innumerables historias de cómo gente detenida platica lo maravilloso que son sus pueblos y la nostalgia por haber dejado atrás a sus familias, pero cómo se vieron obligados a emigrar por razones económicas. “Michoacán es bello”, dice uno de ellos, “pero no hay trabajo, hay mucha desesperación”.
Del otro lado, está la Border Patrol esperándolos. “Un sistema, una institución sin ningún tipo de consideración por la gente”. Burócratas que prefieren no reportar a los cadáveres que se encuentran en el desierto para no tener que llenar las engorrosas formas. Exmilitares que siguen jugando a la guerra, pero ahora con blancos más fáciles: hombres, mujeres y niños indefensos.
El horror de migrantes capturados quienes, ya en la prisión, piden trabajar, aunque sea levantando la basura, porque a eso fueron a Estados Unidos. El horror de los estadunidenses que tienen ranchos en la frontera y que cobran dinero a trastornados que salen en la noche a cazar migrantes, como si fueran venados, con rifles de asalto, chalecos antibalas y lentes de visión nocturna. El horror de los grupos del crimen organizado que dejan tirados cadáveres torturados o cabezas de inocentes que cercenaron por no haber pagado su cuota.
“Tengo miedo que la violencia ya no me sacuda”, confiesa Cantú después de estar varios meses como policía. Al final, asqueado, decidió salirse de la Patrulla Fronteriza. Su libro es un testimonio real de ese infierno que existe en la frontera de dos naciones que se necesitan la una de la otra: una que demanda trabajadores y otra que los ofrece.
Vacaciones
Este columnista tomará una semana de vacaciones por lo que Juegos de Podervolverá a publicarse el martes 3 de abril.
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