Cuando cae la bolsa de valores Norteamericana es normal que cunda un pánico globalizado en entornos financieros alrededor del mundo. Y es que no es para menos: Estados Unidos sigue siendo el máximo líder internacional económico y político, y si sus indicadores bursátiles se hunden, sin duda lo harán también los índices de otros mercados. De igual manera, la incertidumbre general dejará la pregunta en el aire: ¿Por qué cayó la bolsa…Qué está pasando?
El 5 de Mayo, ocurrió un “lunes negro” que arrastró a los inversionistas a pérdidas no registradas desde 2011. El Índice Dow Jones registró su peor caída en más de siete años y cerró la jornada con pérdidas de 4.6%, y de nuevo el viernes con un 4.4% adicional. El índice compuesto Nasdaq perdió 274.82 puntos (3.90%) y el Standard & Poor’s cayó 100.66 puntos (3.75%) a 2,581.00 unidades. Así, se consumó una jornada negra, que contagió a la baja mercados asiáticos, europeos y por supuesto latinoamericanos.
La caída, responde a las siguientes razones:
1. Temores por inflación en Estados Unidos: El comportamiento del mercado fue influido por los temores de los inversionistas de un repunte en la inflación en Estados Unidos, luego de que el informe anual de empleos consignara un alza de 2.9% en los salarios en dicho país. Los rendimientos de los bonos del Tesoro a 10 años ascendieron a 2.88%; su mayor nivel desde 2014.
2. Inviabilidad fiscal del gobierno norteamericano: La reforma fiscal de Trump redujo impuestos a grandes corporaciones y a muchos contribuyentes en lo individual, decretándose así una sensible disminución de los ingresos públicos gubernamentales y un aumento en el déficit presupuestal de EEUU. Esta situación genera pérdida de confianza en los mercados y cuestiona la viabilidad administrativa del gobierno norteamericano.
3. Políticas proteccionistas: La experiencia indica que los mercados financieros prefieren un ambiente de desregulación y facilidades para los negocios. Las políticas proteccionistas de Trump apuntan al fortalecimiento de la economía interna a costa de castigar el libre tránsito de mercancías y a forzar la participación de industrias locales no siempre eficientes, amenazando tratados de libre comercio internacionales, como el caso del TLCAN.
Así, vemos que los movimientos del mercado americano apuntan a que la gente en Estados Unidos desacelerará su inversión y comenzará a ahorrar más ante su crecimiento sólido, donde se fortalece su industria, suben los salarios mínimos, y se reducen los impuestos.
México por su parte, sigue sin estrategia: Con inflación incontenida y subiendo tasas de interés; encareciendo aún más el crédito y el costo de la deuda.