La cooptación fue una de las tácticas más utilizadas por el PRI en las épocas del régimen autoritario. A los disidentes se les abría las puertas para incorporarse al sistema. Así se neutralizaba a la oposición. Muchos de los líderes del movimiento estudiantil de 1968, por ejemplo, acabaron siendo parte de la clase política priista. López Obrador, quien en el fondo es un priista de la vieja guardia, está implementando esta misma táctica.
Desde ahora, en campaña, está convocando a miembros de otros partidos a que renuncien y se incorporen a su movimiento. Muchos, animados por el primer lugar que trae AMLO en las encuestas, efectivamente están abandonando sus barcos para saltar al de Morena. El mensaje del candidato presidencial ha sido claro: Todos caben y todos serán perdonados por sus pecados pasados. Los está cooptando al mejor estilo priista del pasado.
Comenzó, primero, con los perredistas. Ni duda cabe que le ha hecho un tremendo daño al PRD con la formación de Morena. Le arrebató muchos cuadros y votantes. La realidad es que la gran mayoría de los perredistas se transformó, en un periodo corto de tiempo, en morenista. El resultado es que el PRD, que antes era uno de los tres partidos grandes de México, ha pasado a ser un partido satélite —al estilo del Verde, Nueva Alianza o Movimiento Ciudadano— de uno de los grandes, en este caso del PAN.
Siguiente en la táctica de cooptación están los otros partidos, chicos o grandes, incluyendo, por qué no, al PRI y el PAN. Atraídos por una posible victoria, algunos ya están saltando a Morena. Y, en la medida en que AMLO siga arriba en las encuestas, brincarán más.
La cooptación será un elemento fundamental para la futura gobernabilidad de López Obrador en caso de ganar. Si ya desfondó al PRD, tratará de hacer exactamente lo mismo con el PRI después de la elección del primero de julio. Y muchos priistas, a los que les gusta más estar en el gobierno que en la oposición, se dejarán cooptar con gusto.
De hecho, yo pensaba que eso mismo haría Fox después de ganar la Presidencia en el 2000. Recordemos que el panista no tenía mayoría en el Congreso para sacar adelante su agenda legislativa. Tenía los votos de los legisladores del PAN y del Partido Verde. El PRI, ya sin Presidente, en la orfandad, se encontraba noqueado en el cuadrilátero después de una derrota histórica. Fox pudo haberlos recogido y llevado a su esquina. Tenía muchas zanahorias y garrotes para hacerlo. Por increíble que parezca, no lo hizo. Peor aún, dejó ir a los del Verde, quienes rápidamente se unieron al PRI para hacer un frente opositor.
No creo que vaya a ocurrir lo mismo si gana López Obrador. El tabasqueño les abrirá las puertas a todos los priistas que quieran unirse a su movimiento: diputados, senadores, gobernadores, presidentes municipales, etcétera. Cooptación al mejor estilo priista de antes. Y gracias a eso, tendrá una mayoría (quizá hasta confortable) para sacar adelante su agenda legislativa.
Será, en este sentido, un Presidente fuerte, con poder. Y, también al mejor estilo priista de antes, el centro político del país será el señor-presidente. La clase política orbitará a su alrededor. Tal y como ocurre el día de hoy en Morena: Todo gira alrededor de AMLO. Hay disciplina y lealtad absoluta al líder. No hay disenso ni crítica alguna. Nadie cuestiona las decisiones polémicas de López Obrador. Aceptar, por ejemplo, al bribón de Cuauhtémoc Blanco, un futbolista que aceptó millones de pesos para lanzarse a candidato a presidente municipal de Cuernavaca por un partiducho local que quería mantener el registro y seguir, así, recibiendo dinero de los contribuyentes. De las peores corrupciones que puede haber en un sistema democrático. Increíblemente, Blanco ganó la elección. Ahora quiere ser gobernador de Morelos y AMLO ya lo cooptó. Me encantaría saber qué piensa tanta gente inteligente que simpatiza con Morena sobre esta decisión. No lo sabemos porque no se atreven a decir ni pío para no importunar al líder. Nadie se atreve a criticarlo. Como al señor-presidente de las épocas priistas.
Eso es lo que nos espera si gana López Obrador: Un regreso al PRI del pasado. Cooptación política y lealtad absoluta en torno a un Presidente que repartirá zanahorias y garrotes para gobernar a su antojo. Y, por cierto, para terminar, recordar que la cooptación priista del pasado no sólo era con políticos, sino también con empresarios, periodistas, académicos y un largo etcétera. De triunfar el próximo primero de julio, vamos a ver a varios de ellos, hoy críticos acérrimos de AMLO, iluminándose y, de pronto, lanzándole todo tipo de loas. Tan indignamente como lo está haciendo ya la senadora Gabriela Cuevas.
Twitter: @leozuckermann