En un país normal, donde una empresa comente un fraude de tamaño colosal, los perpetradores debieran estar en la cárcel, los funcionarios gubernamentales facilitadores del desvío de recursos inhabilitados de por vida, y la entidad de gobierno involucrada intervenida en una auditoría fulminante. Hablamos del caso de Oceanografía, que se resume en un fraude de 585 millones de dólares que se cometió en contra de Banamex; que básicamente pagó en modalidad de factoraje financiero facturas de servicios que en realidad nunca fueron recibidos por PEMEX. En resumen, hablamos de emisión de facturas falsas por arte de la entidad paraestatal más importante de México, tomadas por uno de los bancos más antiguos y grandes del país, con un mínimo control de riesgo y depositando más de $10 mil millones de pesos sin controles de verificación.
Hoy esta historia de terror, se ha transformado en un cuento de hadas nuevamente:
- Oceanografía: Resulta que Oceanografía, logró un convenio con acreedores para tener una “quita” del 96% de sus deudas pendientes para volver a operar. Así, sólo pagará el 4% de sus deudas, y podrá además conservar casi el 30% de su flotilla de barcos (15 de los 50), lo cual resulta inaudito hablando de desvíos de $12 mil millones de pesos sin posibilidad de recuperación de diversos acreedores
- Banamex: EL banco mexicano filial de Citi Group por otro lado, nunca logró acreditar ante un juez su caso para entrar a concurso mercantil, poniendo en tela de juicio su postura sobre facturas falsificadas –que en realidad entonces sí habrían sido pagadas por PEMEX– y abriendo la puerta a especulaciones sobre colusión de funcionarios del banco.
- Empleados: Los únicos que no transformaron su historia son los 700 empleados que perdieron su trabajo; y lo que queda intacto son sus 600 demandas laborales que seguramente no serán resueltas.
Así, Oceanografía conserva sus activos, sus deudas son olvidadas, reanuda operaciones, y vuelve a ganar dinero…PEMEX sigue teniendo problemas financieros y manteniendo situaciones irregulares de pagos a proveedores…Banamex perdió miles de millones, pero no presenta un caso jurídico sólido que desarrolle jurisprudencia en el sistema judicial dentro del sector financiero a beneficio de evitar futuros fraudes de este tipo.
Así, triunfan los de siempre gracias a la impunidad y la lentitud de procesos burocráticos; incluso ante una quiebra fraudulenta. El Estado de Derecho pierde. México también pierde.