Por su posición geográfica, Baja California posee características que la distinguen por sus atractivos turísticos, entre ellos la emblemática Ruta del Vino, y que generan en el visitante internacional el deseo de programar unas vacaciones en algunos de sus destinos.
Al combinar su clima mediterráneo, en la mayor parte de su territorio, con sus zonas desérticas y sus mares en las dos costas de la península, la entidad ofrece al viajero desde sus atractivos tradicionales hasta aquellos denominados extremos.
La Ruta del Vino se ha convertido en el emblema turístico, sobre todo en la época de primavera-verano cuando los viñedos desarrollan su crecimiento hasta que este culmina con las fiestas de la vendimia, que atraen a turistas de México y Estados Unidos.
Este trayecto se ubica en el noreste de Ensenada y el suroeste de Tecate e incluyen los poblados Valle de Guadalupe, San Antonio de las Minas, Santo Tomás, San Vicente, Ojos Negros, Valle de Tanamá, Valle de La Grulla, y Valle de Las Palmas.
También cuenta con un total de 89 vitivinícolas y viñedos, entre familiares, artesanales y productores a gran escala. Las más conocidas son: L.A. Cetto y Santo Tomás.
Existen 50 restaurantes, 26 hoteles, 19 ranchos y balnearios; ocho museos, sitios históricos y atractivos.
En los perímetros de la Ruta del Vino se ubica el Cañón de El Salto, un sitio al que acuden las familias de Ensenada y Tijuana, especialmente quienes gustan del senderismo, pues reúne las condiciones para esta práctica.
El Cañón de El Salto es un lugar en el que se puede acampar y sus administradores ponen a disposición de los usuarios los espacios adecuados para quienes llegan ahí por uno o por varios días.
Generalmente llegan grupos de México y Estados Unidos que practican el senderismo y disponen de una ruta de unos cuatro kilómetros que termina en lo que es una cascada, que en tiempo de lluvias ofrece una vista singular para quienes lo visitan.
En Ensenada, al sur del municipio, se encuentra La Bufadora, un geiser natural que, a quienes visitan el lugar, les ofrece un espacio para ver y escuchar esta manifestación de las olas al chocar con una cueva en las rocas.
La Bufadora se ha consolidado como un lugar turístico, pues además se ha rodeado de restaurantes y comercios que ofrecen lo que en un tiempo fueron los “mexican curios”. Este punto está incluido en la ruta que prestadores de servicios ofrecen en su publicidad de los atractivos del estado.
El turismo que vista La Bufadora en su mayoría es aquel que arriba en los cruceros que llegan a este puerto, que en 2016 totalizó 258 llegadas, de los cuales el 80 por ciento de sus 670 mil pasajeros que atracaron en Ensenada desembarcaron como turistas.
En Playas de Rosarito, además de sus playas para la práctica del surfing y los eventos como el Rosarito Baja Sand, que se caracteriza por sus esculturas de arena, este municipio tiene en su oferta turística el poblado de Puerto Nuevo, famoso por su platillo de langosta acompañada de arroz y frijoles.
Puerto Nuevo se ubica 40 kilómetros al sur de la frontera de Estados Unidos, pues de California es de donde llegan en su mayoría los comensales que hacen ese recorrido sólo para degustar la langosta. Ya en México visitan otros lugares de Baja California.
Cierto es que Puerto Nuevo hasta hace unos dos años sólo tenía la langosta como su oferta para los visitantes, pero desde el año pasado cuenta con un parque submarino a partir del arrecife artificial formado por el buque Uribe 121, hundido en noviembre de 2015.
Además de estos lugares, la ciudad de Tijuana, en donde se da el mayor movimiento económico, ofrece a sus visitantes el Centro Cultural Tijuana (Cecut), con un sinnúmero de actividades y una programación que siempre tiene que ofrecer a sus visitantes.
El Museo de Las Californias y las variadas exposiciones de arte, el Centro Cultural Tijuana exhibe diariamente diversos filmes en su pantalla IMAX que, por sus características en forma cóncava, resulta ya un atractivo para quienes lo vistan.
De Tecate, su mayor atractivo es que se trata de un Pueblo Mágico, catalogado así en noviembre de 2012, cuando la Secretaría de Turismo federal otorgó la constancia que lo acredita con tal distinción.
No obstante, en su perímetro se ubica La Rumorosa, esa cadena de montañas que se erige entre Tecate y Mexicali como una colosal masa de piedras sobrepuestas unas sobre otras. y que durante el invierno ofrece todo un espectáculo ver la nieve sobre ellas.
Descendiendo de La Rumorosa, y en dirección al oriente, se ubica la llamada Laguna Salada, cuyas aguas dejaron de verse en la década de los 90 cuando se secó. El líquido estaba ahí, en lo que es una depresión atmosférica ubicada tres metros bajo el nivel del mar.
Para quienes gustan de deportes extremos, La Laguna Salada ofrece ese atractivo, aunque las autoridades recomiendan siempre extremar las precauciones, pues las temperaturas llegan a superar los 50 grados centígrados en el verano y en el invierno es sumamente frío.
También se cuenta con el Cerro del Centinela para senderista. Y para deportes extremos, los interesados se inclinan por la sierra de San Pedro Mártir, un paraje montañoso ubicado en el sureste de Ensenada, cuyo principal atractivo es escalara el llamado Picacho del Diablo, el lugar más alto de la península.
No obstante, el atractivo que resulta para quienes practican el deporte extremo, las autoridades siempre hacen serias recomendaciones para los expedicionarios, a fin de que extremen las precauciones en un lugar tan agreste.
Otro de los atractivos para el deporte extremo lo representa el Picacho del Diablo, la montaña que se erige en el centro de Baja California cuya altura es de tres mil 096 metros sobre el nivel del mar.
La Sierra de San Pedro Mártir ofrece lugares campestres para acampar, además de la oportunidad de visitar el Observatorio Nacional de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que se ubica en esa zona serrana de Baja California.
Un lugar más tranquilo para pasear es San Felipe, ubicado en el sur de Mexicali y que ofrece las aguas del mar de Cortés, también conocido como el golfo de California.
Por su cercanía con Mexicali y por ser parte de ese municipio, las playas de San Felipe reciben casi durante todo el año a vacacionistas de la capital baja californiana, cuyas temperaturas entre abril y septiembre están alrededor de los 40 grados centígrados.