Si gana López Obrador la Presidencia, ¿en qué tipo de República vamos a vivir? ¿En una amorosa o en una rencorosa? El Presidente, ¿buscará la armonía social o promoverá la lucha de clases y racial? ¿Tratará de unificar a los mexicanos o de polarizarlos?
Todas estas preguntas son relevantes porque AMLO es un candidato que, a veces, quiere convencernos que es un tipo de buen corazón, cristiano practicante, que cree en el perdón y la felicidad para todos. Pero, de repente, sale el otro AMLO, el candidato que divide a la sociedad entre buenos y malos, que reivindica los derechos de los oprimidos, que fomenta el odio entre distintos grupos sociales.
Hasta ahora, este AMLO (vamos a llamarlo “el hostil” en contraposición al “amoroso”), típicamente había polarizado desde un punto de vista socioeconómico: pobres versus ricos. Ahora, sin embargo, se ha metido en un terreno más peligroso: el racial.
El domingo, caracterizó a sus adversarios, Ricardo Anaya y José Antonio Meade, como unos pirrurris que representan a la “mafia del poder”. Nada nuevo en su discurso populista del “pueblo bueno” en contra de la “élite mala”. Nada nuevo lo de pirrurris, un mexicanismo que, de acuerdo con el Diccionario Abierto de Español, significa “Hijo de rico. Su voz expresa ingenuidad, presunción, pedantería. Abocina la boca para pronunciar como si tuviera papas fritas dentro. Evita el roce social con los pobres”. López Obrador ya había utilizado este vocablo para descalificar la mega-
marcha en contra de la inseguridad que se organizó en 2004, cuando era jefe de gobierno del Distrito Federal, calificándola como la “marcha de los pirrurris”.
Pero el domingo dio un paso nuevo. Si no mal recuerdo, nunca, en su larga historia como candidato presidencial, había recurrido al tema racial. No sólo calificó a Anaya y Meade como pirrurris, sino también como candidatos que “no conocen el país, no les da el sol, están blancos, pushos”. (Confieso que el pushoque esto escribe no sabía qué significaba esta palabra. Se trata de un término tabasqueño para denominar a los que están “pálidos”).
El candidato de Morena (sí, de Morena) tiene razón en equiparar a las élites mexicanas con la raza blanca. México es un país donde el color de la piel es determinante para tener más o menos oportunidades. Hace poco, el Inegi realizó un estudio utilizando una escala donde los entrevistados se autoclasificaban en once tonalidades para identificar su color de piel: “Conforme el tono de piel autodeclarado se vuelve más claro, se observan mayores niveles de escolaridad […] Mientras más oscuro es el color de piel, los porcentajes de personas ocupadas en actividades de mayor calificación se reducen. Cuando los tonos de piel se vuelven más claros, los porcentajes de ocupados en actividades de media y alta calificación se incrementan […] Para las tonalidades de piel más oscura se percibe en menor proporción una mejora en su situación socioeconómica, en comparación con la tonalidad de piel más clara”.
El estudio del Inegi comprobó empíricamente lo que ya sabíamos: que existe una correlación entre raza y nivel socioeconómico en México. Es cierto, las élites del país son más blancas que morenas. A todas luces, una vergüenza. Pero, ¿vale la pena hacer campaña política dividiendo a la sociedad por el color de la piel?
Yo no lo creo. En lugar de resolver el problema de fondo (la falta de oportunidades de la gente más morena), este tipo de discurso político puede acabar generando un odio racial y de clase que divida aún más a la sociedad. En este sentido, considero peligroso que AMLO trate de ganar votos con una retórica de “nosotros los morenos” en contra de “ustedes los blancos”. Nada bueno puede salir de eso.
Algunos van a decir que yo digo esto por ser pusho. Y ahí está el problema: comenzar a ver todo en función del color de la piel de cada uno de nosotros. Evaluar, por ejemplo, los argumentos de una persona por su raza. Es que es blanco. Es que es moreno. Es que es negro. ¿De verdad queremos lanzarnos por esta pendiente resbaladiza? ¿Vale la pena azuzar el odio racial con tal de ganar la Presidencia? Por lo pronto, López Obrador se registra hoy como candidato presidencial de Morena, sí de Morena, hoy 12 de diciembre en que los mexicanos celebran a su virgen morena. ¿Coincidencia?
Twitter: @leozuckermann