Un grupo de científicos de la Universidad de Bristol llevan varios años desarrollando un original plan para desprenderse de una vez por todas de los combustibles contaminantes, aunque a diferencia de otras alternativas que se han venido barajando al respecto -motores eléctricos, biocombustibles e incluso granos de café-, estos investigadores lo han apostado todo a hacer de la cerveza el carburante del futuro.
Según el informe que han presentado ahora estos académicos para dar a conocer las conclusiones preliminares de su investigación, semejante iniciativa podría ponerse en marcha en un plazo de cinco años, dado que ya han dado con la clave que explica cómo transformar el etanol de esta bebida alcohólica en el butanol necesario para el funcionamiento del motor.
«Uno de las grandes ventajas de emplear butanol es que es compatible con la mayoría de los motores actualmente existentes en el mercado, aunque ello implicaría hacer leves modificaciones en el mismo. Al igual que lo que ocurre en la industria petroquímica y en las refinerías, el etanol puede convertirse en butanol utilizando los mismos procedimientos», ha explicado en su estudio el profesor Duncan Wass.
Aunque su equipo ha optado por emplear cerveza en sus experimentos, el mismo experto asegura que, en realidad, cualquier bebida espirituosa con alto contenido en etanol sería una materia prima más que adecuada para fabricar combustibles no contaminantes.
«No es que estemos planteando cultivos a gran escala de lúpulo o de malta con estos fines, simplemente nosotros hemos elegido la cerveza para corroborar nuestra teoría. De hecho, hay un sinfín de métodos para obtener etanol a partir de la fermentación, siguiendo los mismos procedimientos químicos. Pero sin duda la cerveza ha demostrado ser muy útil para probar nuestra tecnología», ha aseverado.